Julio Bocca, A ritmo de tango

Julio Bocca cuelga las zapatillas. Y lo hace de la mejor y única manera que sabe: bailando. A sus 39 años, Julio se despide lentamente de los escenarios con "Bocca Tango", una producción artística en la que fusiona el ballet con el tango y con la que se prepara para su acto final. En una gira que ha incluido Europa y todo el continente americano, el espectáculo –que tiene como protagonista al más alto exponente de la danza clásica y contemporánea–, cuenta con una coreografía de la prestigiosa argentina Ana María Stelkelman, la presencia de 10 músicos y 8 bailarines, entre ellos Cecilia Figaredo, primera bailarina argentina de la compañía Ballet Argentino, y la dominicana Stefani Bauer, como ballerina solista, para ofrecer un espectáculo inolvidable en el que se interpretarán algunos de los mejores tangos tradicionales argentinos. Porque mientras saborea los últimos momentos del éxito, Julio todavía seduce y atrapa a todos aquellos que quieran seguir disfrutando de su arte.
Cualquier artista desearía que su carrera terminara de una manera tan espléndida y Bocca no es menos. Su retiro a tiempo deja el resplandor y la estela del gran momento de una verdadera estrella. "Deseo retirarme ahora que estoy en plena madurez, pues quiero que el público se quede con el recuerdo de mi buen momento y no con la imagen de un bailarín que va en decadencia", aseguraba recientemente. Una despedida de la danza que no significa desvincularse de la profesión. Su escuela de danza, su fundación y su compañía continúan en activo y con proyectos a largo plazo. También le quedará tiempo para sí mismo: para vivir, disfrutar de su país, de su familia y amigos y, por qué no, de la sensación de "no hacer nada". Porque los momentos de gloria llegan acompañados también de grandes privaciones.
A los 8 años decidió su destino y a los 19 años se convirtió en bailarín principal del American Ballet Theatre. Desde entonces ha sido una reputadísima figura internacional que se han disputado las mejores compañías hasta que Julio creó la suya propia, Ballet Argentino, precisamente para no depender de esos llamados o de los repertorios impuestos.
Capaz de romper fronteras con su lenguaje universal de la danza, a Bocca siempre le gustó frecuentar distintos estilos y enfrentar desafíos. Se ha dado el gusto de hacer de todo: mimo, se colgó de arneses, bailó clásico, moderno, contemporáneo, tango, jazz, hizo un musical en Broadway, transitó el drama y la comedia, moviéndose en todos los grandes teatros, las grandes producciones, trabajando con diferentes coreógrafos y figuras del ballet. Ya está bueno. Ahora se dedicará a vivir y consentirse un poco.
Cualquier artista desearía que su carrera terminara de una manera tan espléndida y Bocca no es menos. Su retiro a tiempo deja el resplandor y la estela del gran momento de una verdadera estrella. "Deseo retirarme ahora que estoy en plena madurez, pues quiero que el público se quede con el recuerdo de mi buen momento y no con la imagen de un bailarín que va en decadencia", aseguraba recientemente. Una despedida de la danza que no significa desvincularse de la profesión. Su escuela de danza, su fundación y su compañía continúan en activo y con proyectos a largo plazo. También le quedará tiempo para sí mismo: para vivir, disfrutar de su país, de su familia y amigos y, por qué no, de la sensación de "no hacer nada". Porque los momentos de gloria llegan acompañados también de grandes privaciones.
A los 8 años decidió su destino y a los 19 años se convirtió en bailarín principal del American Ballet Theatre. Desde entonces ha sido una reputadísima figura internacional que se han disputado las mejores compañías hasta que Julio creó la suya propia, Ballet Argentino, precisamente para no depender de esos llamados o de los repertorios impuestos.
Capaz de romper fronteras con su lenguaje universal de la danza, a Bocca siempre le gustó frecuentar distintos estilos y enfrentar desafíos. Se ha dado el gusto de hacer de todo: mimo, se colgó de arneses, bailó clásico, moderno, contemporáneo, tango, jazz, hizo un musical en Broadway, transitó el drama y la comedia, moviéndose en todos los grandes teatros, las grandes producciones, trabajando con diferentes coreógrafos y figuras del ballet. Ya está bueno. Ahora se dedicará a vivir y consentirse un poco.