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Jeannette Miller

"El siglo XX dominicano es una gran historia de la impunidad"

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Jeannette Miller
A propósito del reciente lanzamiento de su primera novela, La vida es otra cosa, de la mano de Alfaguara, conversamos con la escritora dominicana Jeannette Miller. Descubre el libro, su trayectoria y sus preocupaciones sociales.

La vida es otra cosa, su primera novela, es algo muy distinto a casi todo lo que ha hecho antes: poesía, ensayos, críticas de arte. ¿Cómo fue la experiencia de escribirla?

A finales de los años 90 sentí por primera vez la necesidad de escribir una novela. La primera que empecé a escribir aún no ha sido publicada, ahora la estoy terminando. La vida es otra cosa surgió recibiendo toda esa cantidad de información sobre el deterioro social y humano que se vive en el país, cada vez más profundo, diría que galopante; y por la interacción con mis hijos. Ellos son muy jóvenes y aunque, gracias a Dios, son excelentes seres humanos, yo veía que ellos no tenían mucha conciencia de lo que sucede a nivel de la mayoría en este país. Viven en su mundo, sus estudios, sus preocupaciones, su entorno. Por eso me surgió la necesidad de hacer un texto que fuera un referente de lo que es nuestra realidad y, naturalmente, de las razones por las que hemos llegado a esto. La gran respuesta es que si enfocas a nivel panorámico el siglo XX dominicano lo que verás es la gran historia de la impunidad. Desde la dictadura de Trujillo hasta hoy no hemos visto ningún tipo de castigo a quienes merecen ser castigados, y eso deteriora la conducta de los grupos posteriores. El modelo de éxito social que hay aquí contradice cada vez más los valores éticos, y no es sólo que haya deterioro social, porque lo hay en el mundo entero, el gran peligro es que no hay conciencia de eso. Ese es el eje de mi intención.

Desde el principio esta novela arrancó con buen pie: fue finalista del concurso de Novela Casa de Teatro 2005, la editora es nada menos que Alfaguara, y desde que se anunció su presentación se creó mucha expectativa. ¿Cómo se siente al respecto?

Le doy muchas gracias a Dios porque he podido ejercer mi vocación. Yo soy muy creyente, así que para mí mi vocación es un don que recibí y que tengo que poner a disposición de los demás. Me he quedado realmente muy agradecida y hasta asombrada de la gran acogida que ha tenido el libro. Y te lo digo porque no sólo ha tenido mucha publicidad, publicaciones por parte de la misma editora, un seguimiento excelente, etc., sino que también he tenido esa verificación que te da el que no te conoce, que te para en la calle y dice: "yo compré tu libro, qué bueno", y menciona los personajes. Esa es una gran satisfacción que acepto con humildad y, de verdad, ha superado mis expectativas.

El libro incluye un glosario de dominicanismos preparado por usted misma. ¿Es la maestra de lengua española asomando tras la escritora?

Eso es algo que ha llamado mucho la atención. Mira, naturalmente, yo no puedo trazar el perfil de un personaje si ese personaje no habla como lo que es. En gran parte de nuestra narrativa te encuentras con excelentes argumentos pero los personajes se caen por ese problema. Eso fue algo que cuidé mucho porque, como he sido profesora de lengua española por 40 años, sé muy bien que en narrativa el personaje no es tanto lo que tú describas o digas sobre él, sino lo que diga él mismo, cómo lo dice. Ese es su verdadero retrato. Por eso en el libro hay muchos dominicanismos y como Alfaguara es una editora de espectro internacional, desde el principio quise poner ese glosario. Por eso, porque esta novela salió del concurso de novela de Casa de Teatro, que es internacional, e incluso para nuestro propio consumo, me pareció necesario incluir el glosario.

Con los libros, en general, un escritor enseña, pero también aprende. ¿Qué aprendió usted mientras escribía La vida es otra cosa?

Esa es una gran verdad. Yo aprendí en dos renglones: desarrollando los personajes y desarrollando el argumento, porque quería hacer un libro que no fuera muy largo, que fuera directo, que el joven no se cansara leyéndolo. Además, fue un reencuentro con esos dos grandes ejes de deterioro social y humano que hay en nuestro país: el tráfico (de drogas, personas, etc.) y los viajes en yola.

Para la mayoría, esta novela es un gran aporte y una muestra del crecimiento que la literatura femenina contemporánea está teniendo en nuestro país ¿Qué piensa al respecto?¿Cómo ve el panorama literario femenino en la actualidad?

A mí me parece que tiene excelentes representantes. Escritoras, narradoras, poetas, investigadoras y ensayistas de primera, que ya están publicando sus libros y son tomadas muy en cuenta como plumas importantes. No me gusta mencionar nombres porque siempre se me quedan algunos, pero yo te podría hablar de Ángela Hernández, que es excelente, también de Aurora Arias, narradora de primera; Soledad Álvarez, que es una poeta de primer renglón. Te menciono a ellas tres, pero hay otras 10, 15, 20, que son excelentes. Pero yo siempre he dicho que, particularmente, cuando escribo, no lo hago pensando que soy una mujer que está escribiendo. Yo soy una persona que escribe, un ser humano, no un género, y también creo que ya nuestra literatura femenina ha demostrado que tiene un nivel como para que ya no se hable de literatura femenina, sino de literatura y punto.

¿Y qué opina sobre la creciente ola de escritores jóvenes?

Mira, hay muchos escritores contemporáneos excelentes, con un manejo del decir directo y de las situaciones muy bueno. Recientemente, fui miembro del jurado del concurso internacional de cuentos de Casa de Teatro, en el que la competencia era muy fuerte y acudieron firmas de España, México, Perú, Argentina, Colombia, Estados Unidos, Puerto Rico, y yo te digo: los autores dominicanos estaban en plena competencia.

Usted misma empezó a escribir profesionalmente muy joven, luego de la muerte de su padre. ¿Fueron las libretas un escape en ese momento?

Sí, naturalmente. Yo creo que todo el que comienza a escribir lo hace para desahogarse, ya sea por un problema de amor romántico, por plasmar algo que has visto, alguna injusticia, en fin, miles de cosas. Pero el que escribe es porque quiere sacar de dentro algo.

Usted ha escrito sobre arte durante más de 30 años y es evidente que es algo que le apasiona. ¿Ha sentido alguna vez la inclinación de trabajar las artes plásticas?

No, nunca. Y mira que me encanta ver cuadros, museos. Pero no, la vocación no la he tenido. Sin embargo, lo de escribir fue desde chiquita. Yo escribía y escribía, las cosas que se me ocurrían y cualquier cosa. Y leer, me gustaba mucho leer, por eso me alfabeticé muy temprano para la época. A los 4 años ya yo quería saber lo que decían los personajes de los paquitos y antes de los 6 años ya yo sabía leer y escribir.

LA NOVELA

"Trata de abarcar a grandes rasgos el siglo XX dominicano, y es precisamente la historia de la impunidad y sus consecuencias, que son las que estamos viviendo hoy. Esta historia se da a través de tres personajes, tres mujeres que tienen una condición social distinta y convergen en un pueblo costero y fronterizo donde se vive del tráfico de todo lo que hay. Esas tres mujeres, de distintas edades, van cubriendo distintos períodos: el período de Trujillo, los 12 años de Balaguer y los años posteriores. Una de ellas es una muchacha de pueblo, con una historia de infortunios en su hogar, que siendo una persona inteligente, con condiciones y que ya se iba a graduar de bachiller, decide que no va a trabajar, que se va a prostituir en la capital con extranjeros para ganar dinero en euros o en dólares, poner su negocio, y "ser alguien". Pero ese "ser alguien" será a través de la ropa que se va a poner, el carro que va a tener, etc., y esa es otra visión errada. En fin, de todas esas conductas, valores, ambiciones y maneras de ser, consecuencias inmediatas de un error tras el otro, es de lo que la novela trata."