Desplazarse o no desplazarse
El funcionamiento de la lengua depende de las relaciones que las palabras establecen entre sí, como en una red intrincada en que cada nudo es imprescindible para mantener el tejido. Para afinar en el significado y en el uso de una palabra necesitamos el contexto en el que se usa.
Así sucede con el uso adecuado de los adverbios dentro/adentro, fuera/afuera, delante/adelante. Los adverbios de lugar adentro, afuera, y adelante se utilizan preferentemente con verbos que indican un movimiento de desplazamiento, mientras que sus pares dentro, fuera y delante prefieren los verbos estativos, que no se indican este movimiento. Si analizamos los siguientes ejemplos podemos notar la diferencia. Ve adentro y tráeme la sombrilla; quédate dentro de la casa mientras llueve. El verbo ir indica desplazamiento, el verbo quedarse, no. Te espero fuera; Salgo afuera para recibir a María y espero fuera a los demás. El verbo esperar no indica desplazamiento, mientras que salir sí. Continúa adelante hasta el parque y para delante de la cafetería. La misma diferencia observamos entre los verbos continuar y parar.
El matiz radica en que los adverbios adentro, afuera y adelante llevan adherida desde su formación la preposición a, relacionada con el movimiento; por esta razón no debemos añadírsela: *Sal a afuera y comprueba si está lloviendo.
Los verbos de movimiento también prefieren a los adverbios adonde (relativo) y adónde (interrogativo): Dime adónde quieres que vaya e iré adonde me mandes. En cambio, si utilizamos verbos estativos debemos elegir las formas donde o dónde: ¿Dónde estás? Me quedé donde me dijiste.
Desplazarse o no desplazarse, esa es la cuestión a la hora de elegir correctamente el adverbio. Los lazos que unen a las palabras para construir la expresión correcta nunca dejarán de sorprendernos.
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