Un desgarrador microrrelato de Ibeth Guzmán
Enamorados
No supo nunca que lo odiaba. Que su cuerpo y aliento eran un renacuajo fétido que la hundían en el pozo de un calvario raquítico, espeluznante. No, nunca lo supo. A pesar de los desplantes y los malos humores. A pesar de la infelicidad. Lo peor eran las mentiras, las personificaciones de mujer enamorada o de amante ardiente en las que se le consumían las ganas de vivir. Él la amaba. Tanto que el día en que ella se suicidó, no aguanto la culpa y se lanzó a los brazos de la muerte. Ella vive ahora en el infierno de los suicidas. A gusto con todos sus demonios. Él es feliz también friéndose cada día, como en vida, en la hoguera de un amor no correspondido.