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Junot Díaz: “Fui violado cuando tenía ocho años por un adulto en quien realmente confiaba”

El autor dominico-estadounidense y ganador del Pulitzer relata el trauma de esta violación sexual y su camino para superarla.

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Junot Díaz: “Fui violado cuando tenía ocho años por un adulto en quien realmente confiaba”
El escritor Junot Díaz, en una foto publicada en su página de Facebook en agosto de 2013. (FACEBOOK)

SANTO DOMINGO. El escritor dominico-estadounidense Junot Díaz reveló hoy, en un conmovedor texto, que fue víctima de violación sexual cuando tenía ocho años y de cómo este trauma afectó su vida al punto de pensar en el suicidio, y del camino que ha recorrido para superarlo.

“Nunca le conté a nadie lo que pasó, pero hoy te lo digo. Y a cualquier otra persona a quien le importe escuchar”, expresa en un artículo publicado en la revista The New Yorker titulado “El silencio: el legado del trauma infantil”.

“Puedo decir con seguridad que (la violación) casi me destruyó. No solo las violaciones, sino todas las secuelas: la agonía, la amargura, la auto recriminación, el asco, la desesperada necesidad de mantenerlo oculto y en silencio. Arruinó mi infancia, arruinó mi adolescencia, arruinó toda mi vida. Más que ser dominicano, más que ser inmigrante, más, incluso, que ser descendiente de africanos, mi violación me definió”, expresa el ganador del Pulitzer en 2008.

Díaz relata sus depresiones a consecuencia de este hecho violento en su vida, de que en su adolescencia tomó la pistola de su padre con la intención de suicidarse y las constantes dificultades que el trauma de la violación sexual impuso en sus relaciones con los demás.

Pero también apunta la forma en que pudo salir del silencio y lograr abrir un camino de recuperación.

“Tuve un buen seguro universitario. Me tropecé con una gran terapeuta. Ella había tratado con gente como yo antes y se dedicó totalmente a mi mejoría. Tomó años—difíciles y de mucho trabajo—, pero ella recogió lo que quedaba de mí. No creo que ella haya conocido a alguien con menos ganas de hacer terapia. Me resistí en cada etapa del camino. Pero seguí yendo y ella nunca se rindió. Luego de mucha resistencia y retrocesos, mi terapeuta consiguió lentamente que deje mi máscara a un lado. No para siempre, pero lo suficiente para que yo pueda respirar, vivir”.

Al final de su historia, Díaz señala: “Todavía hay momentos en que la depresión se reduce y los meses se desvanecen, cuando vuelve la idea suicida. La escritura no ha regresado, realmente no. Pero hay buenos tramos, y están empezando a superar a los malos. Cada año, me siento menos como los muertos, más como parte de la vida”.

Puede leer el texto completo en inglés aquí: The Silence: The Legacy of Childhood Trauma

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