Escritor David Unger usa el caso Rosenberg como trampolín para otra historia
El protagonista de su obra, Guillermo Rosensweig, es un abogado rico y carismático, que muere asesinado a sangre fría una apacible tarde de primavera en la que sale a pasear en bicicleta
CIUDAD DE GUATEMALA.- El escritor David Unger usa la historia del abogado guatemalteco Rodrigo Rosenberg, quien murió poco después de denunciar en vídeo a quienes creía que eran sus asesinos, como “trampolín” para crear una novela diferente que profundiza, más allá de la realidad del caso, en la coyuntura del país.
Unger, que recibió el Premio Nacional de Literatura Miguel Ángel Asturias 2014, aseguró en una entrevista con Efe, que el objetivo de la obra, que promociona en la Feria Internacional del Libro de Guatemala, es revelar “cosas interesantes” de un país en el que hay intereses ocultos y donde es “difícil” sacar la verdad a la luz.
Por ello, en “El impostor” toma como punto de partida la historia del caso de Rosenberg, quien fue asesinado el 10 de mayo de 2009, tras dejar un vídeo grabado en el que apuntaba como culpables a las más altas esferas del Gobierno de entonces en Guatemala.
Nueve meses después del crimen, la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (Cicig) estableció que el abogado planeó su propia muerte y exculpó al entonces presidente, Álvaro Colom, y los demás señalados en el vídeo de cualquier participación en el mismo.
Debido a estos entramados casi de película, el caso de Rosenberg era el punto perfecto para tejer una historia sobre un acontecimiento “un poco raro”, pero a la vez “divertido y triste”, que permite explorar actos ilícitos y de corrupción, así como la famosa impunidad que, a su juicio, impera en Guatemala desde años inmemoriales.
El protagonista de su obra, Guillermo Rosensweig, es un abogado rico y carismático, que muere asesinado a sangre fría una apacible tarde de primavera en la que sale a pasear en bicicleta.
Al igual que el afamado Rosenberg, la víctima sabía a ciencia cierta que iba a morir y pocos días antes había grabado un vídeo en el que culpaba de su inminente asesinato nada menos que al presidente de Guatemala.
La acusación, que se viraliza a través de la plataforma de YouTube, pone en peligro la estabilidad del Gobierno, y durante sus páginas su artífice desvela quien es el autor intelectual del crimen sin dejar de lado ingredientes como las luchas de poder, las traiciones, la corrupción o el amor que condimentan la novela.
A pesar de las posibles similitudes, Unger puntualiza que los hechos relatados en su obra son ficción y que durante la época de elaboración se separó de cualquier otro tipo de información que no le permitiera escribir lo que él quería para no “infectarse”.
Por ello, le da pena que la gente crea que el libro revela “la verdad” de entonces.
“Agarro un camino totalmente apartado”, incide este francotirador de palabras, quien reitera que no es historiador, ni periodista, ni sociólogo, solo un novelista que intenta “enganchar al lector” desde la primera a la última página, porque, a través de la ficción, también se pueden sacar moralejas.
No obstante, si reconoce que, bajo su lupa, el objetivo “obvio” de Rosenberg era iniciar “un golpe de estado” para derrocar a Colom.
“Esta es la historia de Guatemala desde los años 50”, lamenta consternado, pero expresa su alegría porque al final todo resultara un fracaso.
Unger, que se define a sí mismo como un “guatemalteco agringado”, tras tener que dejar el país con tan solo cuatro años, asegura que una parte de la sociedad en Guatemala vive “en burbujas cerradas” para no enfrentarse a la realidad del país, un hecho que favorece a los que ostentan el poder, que siguen manipulando a su antojo.
“No quieren ver lo que está pasando”, critica, aunque apostilla que su objetivo no es “dar lecciones o regañar” sino despertar a la ciudadanía.
Por ello, ve con buenos ojos los más recientes casos de corrupción desarticulados en el país y las manifestaciones que, desde el pasado 16 de abril, se suceden cada semana para clamar por una purgación del sistema.
“Por primera vez en muchos años creo que es algo muy saludable. Pero, ¿hasta dónde va a llegar?”, se cuestiona a sí mismo Unger, para luego responder que lo importante es no ceder a distracciones, no cansarse durante el combate y no olvidar los hechos.
Unger, afincado en Estados Unidos desde niño, manifiesta que vivir fuera de Guatemala le ha ayudado a poder escribir sobre determinados hechos con cierta distancia, incluido este, donde juega “con la oscuridad” para evidenciar la “corrupción y la falta de honestidad”.