Edwin Espinal revela valiosos datos de la Real Audiencia de Santo Domingo
En La Feria del Libro de Madrid 2019 el historiador develó diversos conflictos expuestos en cartas de los jueces de la entidad colonial
Al evocar la Real Audiencia de Santo Domingo en el quingentésimo octavo año de su creación en la Feria del Libro de Madrid, el historiador Edwin Espinal Hernández expresó que las cartas remitidas por sus jueces a los monarcas españoles Felipe I y Carlos I entre 1530 y 1546 constituyen un filón fundamental para la comprensión de su funcionamiento y del marco histórico en que se desarrolló su evolución institucional.
Al dictar la conferencia “La Real Audiencia de Santo Domingo a través de sus cartas a la Corona española”, en la Feria del Libro de Madrid 2019, el historiador dijo que el “lapso en que se generaron esas misivas coincidiría con el inicio de un período caracterizado por el descenso de la población indígena, la introducción de negros para su sustitución y las rebeliones de estos, la despoblación de la isla a causa de la atracción que generaba la conquista del Perú y el temor que traían los ataques de corsarios a ciudades en las bandas oeste, norte y sur de la isla, totalmente desprovistas de medios defensivos.
“Ese entorno económico y social, agregó, fue objeto de especial interés por parte de los oidores de la Audiencia, quienes lo dieron a conocer a los reyes en un gran cantidad de cartas que permiten acercarnos al difícil proceso por el que atravesó la isla de Santo Domingo en el siglo XVI y que dominó sus ejecutorias jurisdiccionales, no exentas de variadas confrontaciones”, puntualizó.
Señaló que este órgano colegiado constituyó un precedente del modelo jurisdiccional que se instituyó en México, Cuba, Centroamérica y Suramérica entre 1527 y 1797 y que a la par de sus funciones estrictamente jurisdiccionales como tribunal de apelación desempeñó funciones administrativas para el control no sólo de la isla de La Española sino también de las demás islas del Caribe y las posesiones de Tierra Firme que caían dentro de su ámbito competencial, tales como Yucatán, en México; Santa Marta, en la costa caribeña de Colombia; Cumaná, en el oriente venezolano; cabo de Honduras, Panamá y las islas de Cuba, Jamaica, San Juan (Puerto Rico), Margarita, Isla de las Perlas y Cubagua.
“Es de aquí que no sólo los expedientes que dan cuenta de las litis cursadas por ante ella sino también estas cartas ofrezcan valiosos datos sobre distintos hechos y procesos”, subrayó.
Diversos temas
Espinal explicó que las cuestiones abordadas por la Real Audiencia en sus comunicaciones fueron variadas: la falta de mano de obra indígena para la extracción del oro y la prohibición del comercio de indios esclavizados en otras provincias; el abandono paulatino de la isla por parte de pobladores españoles; el descenso de las rentas recaudadas en provecho de la Corona; la drástica reducción del consumo de carne y la reproducción excesiva del ganado montaraz.
Agregó que otros asuntos fueron la inexistencia de casas de piedra; las noticias sobre la conquista del Perú, que alentaban a todo residente a embarcarse para Tierra Firme; la presencia de corsarios en las aguas del Caribe detrás de las naves que llevaban a España las riquezas del Perú y demás provincias de Tierra Firme; la construcción de la fortaleza y la muralla de Santo Domingo y las rebeliones de Enriquillo y de negros esclavos, como Diego de Ocampo y Lemba, entre otras.
“Aunque la Real Audiencia representaba el “imperial nombre” de los reyes en el Nuevo Mundo, en el lapso de las casi dos décadas en que sucedieron los hechos antes narrados, dicho órgano mantuvo constantes contradicciones con la Iglesia Católica y el virrey Diego Colón”, dijo.
Expresó que los conflictos con personajes del entorno eclesiástico pasaban por el irrespeto a la investidura de los oidores por parte de sacerdotes hasta el favoritismo en la decisión de procesos, la colisión de competencias y la oposición del arzobispo Alonso de Fuenmayor, también juez del tribunal, quien no compartía los criterios que servían de fundamento a sus compañeros oidores para evacuar sus sentencias”, sintetizó.
“La Real Audiencia, implantada a semejanza de las Audiencias de Valladolid y Granada, tuvo que enfrentar un escenario totalmente diferente al de estas, dominado por las pendencias y pasiones de sus integrantes y sus detractores. Era sencillamente el Nuevo Mundo, que como tribunal superior de las Indias ayudó a construir”, concluyó.
La Real Audiencia de Santo Domingo fue establecida por real provisión dictada en Burgos el 5 de octubre de 1511 por el rey Fernando el Católico en nombre de Juana I de Castilla con el objetivo de restar poder al virrey y gobernador de la isla Diego Colón y enfrentarlo políticamente y tuvo como primeros jueces u oidores a los licenciados Marcelo de Villalobos, Juan Ortiz de Matienzo y Lucas Vásquez de Ayllón.
Con jurisdicción en todo el continente americano, fungió como tribunal de apelación civil y penal y, localmente, como tribunal de alzada respecto de las decisiones de los alcaldes mayores y ordinarios y del virrey y gobernador Diego Colón.