Mariano Hernández, el gran retratista del carnaval dominicano
Durante décadas ha documentado nuestro carnaval, lo ha recreado con brillantez y lo ha llevado por el mundo
En sus fotografías resplandece el carnaval dominicano, que ya no se concibe sin su mirada. Su maestría en el arte fotográfico va acompañada de su sencillez y afabilidad. Nunca presumirá de su obra ni te instruirá sobre cómo debe reproducirse. Simplemente te cederá sus fotos generosamente.
De lo único que presume Mariano Hernández (1954) es del respeto que le profesan los carnavaleros y de haber sido "el primer fotógrafo que se desplazó a los pueblos para retratar a cada personaje en su entorno".
Uno de sus orgullos es un repique de fuetes ejecutado en su honor durante una ceremonia oficiada por las cachúas en el cementerio de Cabral.
Ese respeto le ha facilitado su labor. Hasta los más esquivos posan entusiasmados sin exigencias de ningún tipo.
Mariano estudió Arquitectura en la UASD y en la Universidad Central del Este. Aprendió fotografía con Wilfredo García, y también de manera autodidacta gracias a los libros que durante una década le mandó desde España un tío suyo.
Más tarde, en 1981, fue a Costa Rica con una beca de la OEA para especializarse en fotografía artística aplicada a las artes gráficas.
Recorrido por el mundo
Ha expuesto en las grandes urbes de Europa y América, ha llegado hasta Tokio y Taiwán, y sus fotografías están omnipresentes en esta época del año pues forman parte del lienzo del carnaval.
Acaba de inaugurar una exposición en Casa Vieja, en Salcedo. Al mismo tiempo, se exhiben en Ágora Mall las fotografías de su último libro, El arte en la cabeza. Rostro e identidad, que reúne las creaciones de 40 pintores sobre la cabeza y los "cuellos" de Juampa, convertido ya éste en símbolo del Carnaval de Cotuí.
También participa estos días Mariano en la colectiva "Identidad, alegría y pasión", que acoge el Centro Mirador de Santo Domingo.
Profundo conocedor de los carnavales caribeños, afirma que "mientras más carnavales de las islas conozco, más me gusta el nuestro".
Ha recorrido el Caribe insular y ha visto muchas similitudes. "En Trinidad y Tobago tienen los mismos platanuses, incluso con la cabeza de higüero. Y sus West Indians son idénticos a nuestros guloyas.
En Guyana Francesa hay tiznaos, que se pintan con aceite quemado de carro, como aquí. En Martinica los tiznaos son más ecológicos pues se pintan con melaza. En Cuba y Puerto Rico desfila el Robalagallina, aunque con otro nombre".
Y en Puerto Rico se llevó una sorpresa mayúscula al comprobar el gran parecido de los vejigantes de Loíza con nuestras cachúas. "Cuando se lo dije a Temito (Leónidas Temístocles Feliz Suárez, la cachúa mayor, ya fallecido), me explicó que su bisabuelo trajo a Cabral la tradición desde Puerto Rico".
Un pasado común de colonización y esclavitud ha construido vasos comunicantes entre todos estos territorios. La proximidad y los continuos trasvases de población han hecho el resto.
Del carnaval dominicano destaca Mariano Hernández la variedad y autenticidad de sus personajes, aunque alerta contra los riesgos que suponen la "veganización" y la preferencia por el preciosismo, por lo que llama "plumas y brillos".
Considera que el éxito de La Vega ha llevado a otros pueblos a copiar sus disfraces, lo que diluye las identidades locales. Su mirada busca la esencia y por ello ha reparado siempre en los viejos carnavaleros, que ha inmortalizado en las páginas de Carnaval popular dominicano (2007).
Mariano Hernández se ha convertido en un referente de la fotografía dominicana y en un carnavalero más.
Fotógrafo del carnaval
- Fundador de Fotogrupo.
- En 1985 ganó el Primer Concurso Nacional de Fotos de Carnaval.
- En 1986 presentó "Carnavalum", la primera exposición fotográfica especializada en carnaval del país.
- La obra Carnaval popular dominicano, con texto de Dagoberto Tejeda y fotos suyas, mereció el Premio de la Asociación Dominicana de Críticos de Arte en 2007.
- En 2022 presentó la exposición "El arte en la cabeza" y al año siguiente publicó el libro del mismo nombre.