VIDEO | Las confesiones de Fabré Sallent, el inquieto pintor de nuevos retos
El artista visual expone la individual "Sinfonías pictóricas" en el Museo Nacional de Historia y Geografía
El pintor y escultor español Fabré Sallent expone sus "Sinfonías pictóricas", un compendio de obras que tienen un elemento común: la música.
En paisajes, en un retrato, una habitación, en cualquier contexto hay un instrumento musical. Las variadas piezas de gran formato pueden visitarse en la XXXIX individual de Sallent expuesta en el Museo Nacional de Historia y Geografía de la Plaza de la Cultura de Santo Domingo.
La exposición estará abierta hasta finales del mes de diciembre.
"Soñar una balada" 50 x40; "Convocando la dicha" 50 x 40; "Ese rincón del alma" 50 x 40 y "En estado de Flow", son algunos de los cuadros de la muestra.
Durante una visita a Diario Libre, Fabré Sallent habló como un libro abierto sobre su vida y las motivaciones de las obras.
El inquieto español vive en República Dominicana desde hace 43 años. Llegó a Quisqueya porque unos amigos le hablaron de este país. Tomó un vuelo que en ese entonces duró un día, pasando por Bruselas y haciendo escala en Puerto Rico.
"Vine a pasar 15 días de vacaciones y se han convertido en 43 años", dice Fabré sonriente en todo momento.
¿Por qué? y "¿qué le gustó? fueron preguntas obligadas. "Me gustó que aquí no hace frío (risas)".
Todo sobre "Sinfonías pictóricas"
La nueva exposición individual de Sallent es el resultado de la pandemia. La musa de apoderó de él en la cuarentena.
"El título es por el motivo de música. Todos los cuadros tienen un instrumento musical. La muestra va en un solo sentido, es uniforme", comenta el creador.
Se exhiben 27 óleos y dos bronces, con telas que oscilan entre las 40x30 y 60x40 pulgadas.
Aquí Fabré hace la segunda confesión: trata de que sus individuales sean de una sola temática; si es sobre el paisaje busca que todos los cuadros lo aborden.
En este caso, el elemento protagónico son los instrumentos y la música. "Cada cuadro tiene un instrumento diferente, pocos se repiten. La guitarra, el piano, el saxofón", dice.
No titula sus obras
Pero el nombre "Sinfonías pictóricas" no viene de Fabré, de hecho no ha titulado ninguna y para irnos más lejos no ha nombrado ningún cuadro.
"Tengo una tradición de toda la vida. Jamás le he puesto título a un cuadro ni a una exposición. Me encanta que los demás se ocupen de eso", revela.
¿Y si no le gusta el nombre de una exposición? Él responde: "Busco opciones".
Recuerda que en una ocasión hubo una muestra organizada rápidamente y decidió agarrar un diccionario en idioma gitano y fue buscando palabras. Al final, nadie entendía lo que significaban.
Un pintor de retos
Fabré es un pintor que refleja su pasión en la creación de las piezas. Conjuga colores con sus estados de ánimo, disfrutando de la vida a plenitud. Es notorio que ha usado su arte como vehículo para entender el mundo que le ha tocado vivir.
Pero no le gusta encasillarse y afirma que no pertenece a ningún movimiento. "Yo voy saltando de un estilo a otro", sostiene.
La anatomía, por ejemplo, es uno de sus estilos. Dice que le gusta la figura humana por lo difícil que es.
"Tu puedes pintar un paisaje no importa que el árbol esté de un lado o de otro; si pintas una cara la oreja tiene que estar proporcionada", considera.
Asimismo, indica que solo pinta en óleo sobre lienzo y le huye a lo fácil. "A mí me gustan los retos", reiteró durante la conversación.
República Dominicana
Desde hace 43 años la República Dominicana se convirtió en el hogar de Fabré. Por eso resalta que la vida cotidiana influye mucho en su manera de pintar.
En el estudio ubicado dentro de su residencia en el sector Piantini, donde también ofrece clases particulares a jóvenes y adultos, detalla que cuando se pone a pintar paisajes los hace de memoria.
Es decir, se define como mnemotécnico (procedimiento de asociación mental para facilitar el recuerdo de algo).
Así lo cuenta: "Grabo los paisajes de memoria. Hoy día sigo pintando paisajes de mi imagen bucólica de cómo eran las playas de RD antes. Sobre todo de lo que era Playa Bonita en Las Terrenas, solía ir mucho ahí.
Antes había una cosa que se ha extinguido que son los dólares de arena, de la familia de las estrellas de mar".
Por eso los contrastes están en su obra, de lo que ha vivido en su tiempo aquí y la actualidad.
Los desnudos enfocados en las espaldas son característicos del lenguaje de Fabré Sallent. Comentó que los ha pausado porque, como ya ha reiterado, le gustan los retos y no quiere hacer lo mismo siempre.
El mundo del arte
"El arte ha evolucionado tecnológicamente, pero manualmente no. Tengo dos profesores universitarios de arte que van a mi casa a aprender, porque son técnicos de tecnología, uno de ellos de Chavón, pero no saben cómo se trabaja con pincel", reflexiona.
Fue menester preguntar: ¿Un artista que no sepa usar el pincel puede ser considerado artista? -No-.
Eso es culpa, afirma, de la comodidad.
Al abordarle sobre el arte contemporáneo en República Dominicana no vaciló en expresar que está en contra de las premiaciones que dieron en la Bienal Nacional de Artes Visuales.
Lo dice en específico por las instalaciones. "Yo estoy en contra de las premiaciones que dieron".
Ese parecer va de la mano con lo expresado por los destacados artistas visuales Dustin Muñoz y Elsa Núñez, quienes expresaron preocupación por el arte pictórico en la Bienal.
Muñoz remarcó que el jurado solo reconoció el dibujo con un premio, dos galardones para el arte pictórico y seis distinciones en instalación.
"Si algo tuvo la pandemia fue que Fabré no tuvo más alternativa que tomar un pincel en sus manos y amanecer cada día embadurnado de pinturas y nuevas criaturas producto de su imaginación.
Esta muestra es ejemplo de la locura que vivió en ese tiempo y de cómo su creatividad lo salvó de la demencia. Fabré aprendió a canalizar su angustia, miedos y a transformarlos en obras de arte. Fabré es un verdadero artista. No digo más", escribe su amigo, el gestor cultural Freddy Ginebra de la individual.
Fabré Sallent valoró la amistad y el apoyo recibido.
Sallent, un poco más allá de la pintura
Es ambidiestro. A piñazos (trompones) le enseñaron a escribir con la derecha.
Los trazos grandes los hace con la izquierda y los pequeños con la derecha y tiene dos mesas, una de cada lado.
Es un pintor clásico en el sentido amplio de la palabra.
Para los retratos, le han enviado fotografías para trabajar, pero no las acepta. Los interesados tienen que ir al estudio.
Hace retratos de sí mismo.
En sus palabras
-Soy un poco alérgico a la tecnología.
-Cuando pinto me aíslo.-Si empiezo a pintar un cuadro y no me gusta, ahí se queda. Lo destruyo.-Si alguna vez alguien me ha pedido un encargo me tiene que dar mucha libertad, sino no lo acepto.
-Tengo unas rutinas muy establecidas: procuro ir al gimnasio y procuro pintar. Normalmente cumplo ambas.