VIDEO | Rosa Montero: "La locura no te hace artista"
En su libro "El peligro de estar cuerda", la escritora española analiza la enfermedad mental y la creatividad a través de anécdotas y casos de escritores famosos
¿La creatividad va de la mano con la locura? Esa es una de las interrogantes que plantea Rosa Montero en su libro "El peligro de estar cuerda", con el que logró colocarse en la lista de bestsellers en España al poco tiempo de su publicación.
"Llevo 44 años publicando libros y nunca había tenido una respuesta como esta", revela a Diario Libre la premiada escritora y periodista española, autora de títulos como "Crónica del desamor", "La loca de la casa" o "La ridícula idea de no volver a verte".
Entender la gran aceptación que ha tenido el libro no es difícil: es un híbrido entre ensayo y ficción, en el que analiza la enfermedad mental y la creatividad a través de anécdotas y casos de escritoras tan famosas como Sylvia Plath o Emily Dickinson.
"El peligro de estar cuerda" inicia con ella reconociendo su cuota de locura: "Siempre he sabido que algo no funcionaba bien dentro de mi cabeza". Para la merecedora del Premio Nacional de las Letras Españolas 2017, la normalidad no existe y todos somos divergentes en algo.
—Estudió psicología (aunque no terminó). ¿Lo hizo en búsqueda de respuestas a interrogantes sobre su propia forma de pensar y actuar?
Estudié psicología porque a los 16 años empecé a tener crisis de pánico y pensaba que estaba loca. En mi época no te llevaban al psicólogo o al psiquiatra, así que tuve que pasar esas crisis "al pelo". Decidí estudiar psicología para ver qué me pasaba, que creo que es por lo que estudian psicología el 98 % de los psicólogos. Cuando descubrí lo que me pasaba, dejé la carrera y seguí con el periodismo y lo mío (risas).
—¿Qué tan difícil fue escribir "El peligro de estar cuerda"?, ¿tuvo que revivir momentos difíciles de su vida?
No, para nada. Este libro no es un libro testimonial, sino uno en el que intento entender cómo somos, qué nos sucede, cómo está organizado nuestro cerebro, a qué llamamos cordura, a qué llamamos locura y a qué llamamos realidad. Me costó hacer el libro en el sentido de que es muy complejo, es muy maduro y no hubiera podido hacerlo antes. Recuerdo después de cinco años que me pasé recopilando datos y releyendo libros, llené una mesa de 83 temas que quería tocar en el libro. Eran todos distintos y me quedé desesperada mirándola y pensé: "No voy a ser capaz de abrirme paso por este bosque impenetrable de datos". Pensé que se iba a morir el libro después de cinco años de trabajo.
—¿Cómo logró salvarlo?
Ese día me fui a dormir desesperada y cuando me levanté al día siguiente y volví a mirar la mesa cubierta, se me encendió la bombilla de cómo tenía que hacerlo. Entonces supe que, en vez de intentar abrirme paso por ese bosque impenetrable, tenía que cerrar los ojos y caminar en la oscuridad, que es la manera en la que escribo las novelas. Me lancé sin pensar por dónde empiezo, sino cómo brotó, y así se hizo.
—En sus libros habla de la muerte y este no es la excepción. ¿Qué representa la muerte para usted?
La muerte es el único tema que existe. Todo gira alrededor de la muerte, aunque no seamos conscientes de ello. Lo que pasa es que la inmensa mayoría de los seres humanos sobrevive olvidándose de que son mortales, como si fueran eternos, salvo un puñado de neuróticos como Woody Allen y yo (risas), que no se nos olvida que la muerte está ahí esperándonos. Creo que escribo para intentar perderle el miedo a la muerte y con este libro doy un paso más adelante.
—¿Hay algo que haya decidido no contar?
No conscientemente. Siempre hay temas tan profundos a los que todavía no has llegado, que están más allá de las palabras. La escritura literaria es una escritura a ciegas.
—¿Se necesita cierto grado de locura para escribir libros que cautiven al lector actual?
No es locura. En general llamamos locura a los trastornos mentales graves, es decir, a la psicosis. Entonces, lo que llamamos locura no te hace artista, sino al contrario: te deshace. Lo que pasa es que, como cuento en el libro, la gente con trastornos mentales y con habilidades creativas tenemos el cerebro cargado de una manera parecida. Dice Eric Kandel, premio Nobel de Medicina, que todo trastorno mental está causado por un fallo en el cableado neurológico. Es decir, que las neuronas al conectarse están hiperconectadas o mal conectadas. Creo que la cabeza de las personas que nos dedicamos a cosas creativas está conectada de una manera distinta a la de la mayoría.
—¿Por qué la salud mental sigue siendo un tema tabú, en especial en países de Centroamérica y el Caribe?
Sigue siendo un tabú en todas partes y creo que es por el miedo al contagio, digamos. La realidad es una convención y la gente tiene miedo de salirse de esa convención, por eso, porque la normalidad es un invento. Nos venden por normalidad un equívoco. Nos dicen que normalidad es sinónimo de lo más habitual, pero es mentira, la normalidad que nos venden es solo sinónimo de lo normativo. Es decir, cada sociedad tiene su horma de leyes y cómo debes de ser, y no tiene nada que ver con la realidad. Hay un miedo tremendo a salirse de la norma y a salirse de esa convención de la realidad. Creo que deberían educarnos en eso, porque sufriríamos todos mucho menos.
—La pandemia del COVID-19 ha ayudado a visibilizar la necesidad de prestar atención a la salud mental, ¿no?
Sí, ha tenido esa parte buena. Efectivamente ha empeorado tanto la salud mental que ha hecho que salte por los aires de alguna manera esa necesidad de hablar de ella. Se abrió un poquito la puerta, pero yo creo que esa puerta se está cerrando y no lo podemos permitir.
—¿Cómo se siente al ver la aceptación que ha tenido "El peligro de estar cuerda"?
Desde que ha salido este libro he llorado muchísimo de emoción, con las cosas tan hermosas que me han contado. Tengo tres o cuatro cartas de personas que me han dicho que les he salvado la vida. También me he reído mucho. Está ese otro lado que es divertidísimo, el regocijo de que lleguen montones de personas y me digan que se han identificado, que comprenden que somos muchos los diferentes y me cuenten sus rarezas (risas).