VIDEO | Soledad Álvarez: "Nadie puede escribir si no es primero un gran lector"
La Premio Nacional de Literatura 2022 llama al Estado a fomentar la lectura y la escritura en las escuelas
Soledad Álvarez, la quinta mujer en ser escogida Premio Nacional de Literatura 2022, plantea la necesidad de que el Estado dominicano estimule en las escuelas, desde la primera enseñanza, el amor por la lectura y la escritura, debido a que constituyen vías idóneas para descubrir amantes de la literatura que, en algunos casos, podrían desconocer que cuentan con ese potencial para cultivarlo.
Y es que para la laureada escritora dominicana es de vital importancia recuperar las ciencias humanísticas en las escuelas, mediante la promoción del libro y de la lectura.
"Tú no puedes estimular algo que no se conoce. El estímulo pasa por el conocimiento. Quizás hay muchísimos escritores, centenares de ellos, músicos, poetas en nuestras calles, que no saben que tienen ese don, porque no conocen el género, porque la escuela no les enseña a leer", exclama a viva voz.
La única condición en todo esto es que haya una voluntad política para estimular la lectura, la literatura y el pensamiento, dice la escritora, mientras expresa que esa asociación se hace en la escuela con bibliotecas, con concursos.
"No es verdad que a los jóvenes no les gusta la literatura, no es verdad que no les gusta la poesía. Yo he estado en muchas Ferias del Libro y he tenido mucho contacto con jóvenes, y ellos, cuando se enamoran, así no conozcan de literatura, quieren hacer poesía, porque es una de las maneras que tienen para transmitir sus sentimientos", explica.
Con tono suave, reflexivo y entonando cada una de sus palabras, formula esta reflexión: "Lo primero de todo es la recuperación de las humanidades en las escuelas dominicanas, el estímulo al libro y a la lectura. Nadie puede escribir si no es un gran lector primero".
Más de medio siglo después de su primera publicación literaria, la poeta y narradora vuelve a vivir esos días cuando dice: "Yo tenía 17 años (1967) en ese momento y había enviado al periódico El Caribe un cuento pequeño (Agonía), y se me ocurrió enviarlo a Manuel Valdepares sin decirle nada a nadie, ni a mi mamá ni a nadie. Lo envié y cuando abrí el periódico el sábado, vi que mi cuento había sido publicado".
El movimiento de sus ojos parece dar vida a cada una de sus palabras, y esto es lo que expresa: "Eso para mí fue una emoción que todavía recuerdo y que en mi itinerario he vuelto a sentir en contadas ocasiones, en muy contadas ocasiones".
Soledad Álvarez está convencida, más de medio siglo después, de que fomentar la lectura en una persona, es una de las claves principales para cultivar a un gran escritor, y ese es uno de sus principales testimonios de vida como escritora y poeta. "A pesar de que era muy joven, leía mucho", dice refiriéndose a la publicación de su primer trabajo literario, en 1967.
El galardón
"Yo no esperaba esa distinción. La recibí con una emoción, con tanta emoción que no pude evitar las lágrimas. La recibí con orgullo y con mucha humildad". Así responde la famosa escritora cuando se le pregunta sobre la llamada telefónica con que le anunciaron su elección.
Esa llamada -la recibí con la misma emoción, como cuando vi en el año 67 la primera publicación de un texto mío en el periódico El Caribe- afirma, al referirse a la voz que escuchó esa mañana en el teléfono.
"Emoción y miedo, pues, eso fue lo que sentí ese día, cuando recibí la llamada de la Fundación Corripio. Ese sobresalto que es a la vez un compromiso, un susto, un miedo, entre susto y miedo, preguntándome si soy merecedora, pero estoy decidida a honrarlo, sobre todo, a honrar ese premio que es tan importante", fueron sus palabras.
A la poetisa y escritora le honra mucho saber que grandes escritores también han recibido esa distinción y, sobre todo, que la persona que estuvo más cerca de ella en términos de orientación y compañía, Manuel Rueda, fue uno de los gestores e ideólogos del Premio Nacional de Literatura.
"Pensé en tantos amigos que ya no están, tantos poetas que lo merecían también y que lamentablemente no pudieron recibirlo, pensé mucho en mi generación y lo recibí con ese sentimiento, Rossanna, el sentimiento de que de alguna manera ese premio viene por un proceso generacional, que de alguna manera yo traté de transmitir, de recrear en mi último libro de poesía Autobiografía en el agua".
La Generación de la Posguerra: Poesía joven, es donde se enmarca a Soledad Álvarez, y de ese grupo han recibido el Premio Nacional de Literatura laureados escritores como Janet Miller, Andrés L. Mateo, Ángela Hernández, Mateo Morrison, entre otros.
Como quinta mujer en recibir el galardón, considera que la poesía escrita por mujeres en República Dominicana tiene mucha fuerza, y que con el paso de los años ha aumentado la cantidad de damas vinculadas al quehacer poético.
"Creo que afortunadamente ya no somos pocas las mujeres que escribimos poesía. En las generaciones anteriores éramos minoría, pero ahora vamos a la par, y pienso que estos reconocimientos son estímulos para que las mujeres jóvenes también quieran trabajar y sepan que también tienen la posibilidad de recibir estímulos", resalta.
Su intimidad con la literatura
Inspiración y disciplina, serían las palabras idóneas para describir la intimidad de Soledad Álvarez con la literatura.
"Alguien una vez dijo que si la inspiración existe y si me llega, que me llegue frente a la computadora. Se deben unir las dos cosas, creo que no todo es la disciplina, es la conjunción de las dos cosas, de ese poema que comienza a darte vueltas en la cabeza", manifiesta.
Explica que a veces un verso surge cuando está comiendo, o leyendo y que no la abandona; muchas veces llegan cuando se está quedando dormida y le dan vueltas en su cabeza.
"Puede que ese verso no llegue a un poema, pero sí puede que llegue. Para que se convierta en un poema, tengo que trabajarlo, sentarme horas, soy una escritora no morosa y exigente, que cambio mucho, corrijo mucho y siempre pendiente de ese primer sentimiento que me surgió, nunca traiciono ese primer impulso", exclama.