César Vallejo se murió en París con aguacero... hace 70 años

SANTO DOMINGO. "Me moriré en París con aguacero,/un día del cual tengo ya el recuerdo./Me moriré en París -y no me corro-/talvez un jueves, como es hoy de otoño.// Jueves será, porque hoy, jueves, que proso/ estos versos, los húmeros me he puesto/ a la mala y,/jamás como hoy, me he vuelto,/con todo mi camino, a verme solo.// César Vallejo ha muerto, le pegaban/ todos sin que él les haga nada;/ le daban duro con un palo y duro/ también con una soga; son testigos/ los días jueves y los huesos húmeros,/ la soledad, la lluvia, los caminos..." escribió César Vallejo.

Hace 70 años cumplió su profecía, aunque fue un miércoles. Los versos, escritos el año de su muerte, fueron publicados al año siguiente. Fallece un día lluvioso en Viernes Santo, el 15 de abril de 1938. Sus restos descansan en el cementerio de Mount-Rouge, en Francia.

En 1939 se editaron, de manera póstuma, los Poemas humanos. Thomas Merton escribió de él que "Fue el más grande poeta universal después de Dante". Al menos fue quizás el más innovador de los poetas hispanos.

César Abraham Vallejo Mendoza nació el 16 de marzo de 1892 en Santiago de Chuco (La Libertad) zona andina norte del Perú, en el seno de una familia con raíces españolas e indígenas. Sus padres fueron don Francisco Vallejo y Doña Santos Mendoza.

Fue el menor de 12 hijos y desde niño tuvo la sensación de la miseria, el lar familiar, la lejanía, la tristeza, que pobló sus poemas y llevó como pocos a un modo de decir inaugural. En 1918 publica su primer libro "Los heraldos negros". Siendo estudiante en la universidad envía unos versos de muestra al olvidado escritor Clemente Palma, quien le responde "¿Ud. cree señor Vallejo que colocar una imbecilidad encima de otra es hacer poesía? Mejor olvide la poesía". Palma debió infartar con la salida en 1922 del libro "Trilce", donde ya Vallejo se aparta de formas y estilos anteriores y asume una poesía vanguardista en su más profundo sentido, lingüística y formalmente. Al año siguiente viaja a París, el París de las vanguardias, donde sufre la extrema pobreza, física y moralmente.

En 1928 conoce a Georgette, la que sería su esposa, viaja a la Unión Soviética, se declara comunista, regresa a ese país al año siguiente, es expulsado de Francia y va a España, donde se inscribe en el Partido Comunista español. En 1932 regresa ilegalmente a París, se casa con Georgette. En 1934 regresa a España donde estalla la guerra civil, lo cual le provoca su libro "España, aparta de mí este cáliz". En 1937 escribe sus "Poemas humanos", publicados póstumamente. 

Toda la poesía latinoamericana está transida de uno u otro modo por su no tan extensa obra.

Alfonso Quiñones