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Comparsas tradicionales y populares - Monos al ritmo CARIBEÑO

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Comparsas tradicionales y populares - Monos al ritmo CARIBEÑO
La comparsa Monos de Villa Duarte está conformada por 30 integrantes y ha ganado premios.
A falta de monos verdaderos, la República Dominicana cuenta con las comparsas inspiradas en ese animal que siempre están presentes en el carnaval, como otra de las manifestaciones de la cultura africana que se expresan en ese contexto.

De origen impreciso, pero con larga permanencia en el carnaval, estas comparsas salen del corazón de barrios como Villa Duarte, Simonico, Guachupita y El Almirante y hacen su aparición en febrero y agosto.

Según el sociólogo Carlos Andújar, los monos son comparsas tradicionales, pues poseen mucho tiempo ligadas al Carnaval y expresan a su vez un rasgo de identidad particular. Este tipo de comparsas, dice, "pueden o no sufrir algunos cambios a través del tiempo, pero en esencia conserva una constante en su diseño. Su reiteración y aparición continua en el carnaval las hace parte intrínsecas de éste".

En tanto, el sociólogo y folklorista Dagoberto Tejeda incluye a Los Monos de Simonico entre las comparsas impactantes del Desfile Nacional de Carnaval, en el periodo comprendido entre 1983 a 2007.

Los Monos de Simonico conforman la más legendaria de las comparsas con este tema, aunque con el tiempo surgieron otras con iguales características, como la que dirige Manuel Mercedes (Miningo) desde hace cuatro años en Villa Duarte y barrios aledaños.

Miningo se disfraza desde niño, cuando integraba una comparsa donde el personaje principal era el famoso mono King Kong, encarnado por la persona a quien se le atribuye haber sido el primer mono del carnaval, conocido sólo como Mosquea.

En esos tiempos, dice Miningo, los monos desfilaban al ritmo de redoblantes, pero por el alto costo de estos instrumentos, la comparsa que hoy dirige ha optado por los disco light, pues resultan más económicos.

Los 30 monos que dirige Miningo ofrecen un espectáculo de danza que arranca carcajadas en quienes los ven, sobre todo cuando ejecutan "el baile del perrito", con el que ganaron dos premios en Sábado de Corporán.

"No usamos vejigas ni damos golpes, lo que buscamos es poner a la gente alegre. Hacemos morisquetas, bailamos, hacemos el perrito, de Wilfrido Vargas. También bailamos temas de Omega", informa Miningo.

Los Monos de Villa Duarte desfilan todos los domingos de febrero y en el Desfile Nacional. "Hemos ido a otros pueblos, como La Romana y Bonao y hemos ganado premios", cuenta Miningo con orgullo.

El disfraz

El disfraz de los monos se hace a base de flecos de fibra plástica extraída de los sacos utilizados para empacar provisiones, los cuales son pegados luego a un pantalón y una camisa normal.

Cada traje de mono requiere de al menos 90 sacos, que son comprados a un precio de cinco y seis pesos cada uno. A eso se agrega la máscara plástica, que se compra en jugueterías locales a unos RD$600, lo que eleva el costo total del disfraz a más de RD$1000.

Miningo explica que el traje resiste un solo carnaval, pues con el sudor y la lluvia se deterioran muy fácilmente. A veces, sus monos consiguen patrocinio, como una ocasión en que El Mundo del Juguete les donó las máscaras, pero hasta el momento y para este febrero, aún no lo tienen.

Fauna carnavalesca

En el carnaval dominicano coexiste la más variada fauna, que incluye, además de monos, osos, lechones, toros, vacajuelos y papagayos. Pero además de ser representados con disfraces, a los desfiles algunas comparsas llevan animales verdaderos, como gallos, perros y serpientes, para dramatizar e impresionar.

En Santiago, desfila el legendario oso Nicolás Den Den, un personaje que se originó en un oso real que llegó allí con un circo y se quedó con todo y domador. Ambos desfilaron en el siguiente Carnaval y al morir, fueron sustituidos por personas que se disfrazan de ellos. Estos personajes fueron reproducidos en el carnaval de Montecristi y Salcedo.

Son también de Santiago los famosos lechones, denominados así porque su careta simula la cara de estos animales. Los toros de Montecristi se hacen llamar así, aunque su máscara es de lechón.

Los vacajuelos, según explica el sociólogo Dagoberto Tejeda, visten un traje de colores con espejos y una máscara simbólica de ganado, vaca o toro. En cuanto a los papagayos, explica que son diablos con trajes multicolores y una máscara que simboliza a ese animal, icono de la cultura de La Romana.

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