¿Prevenir o sobretratar? El dilema médico después de los 70
El Dr. Orestes Guerrero defiende un enfoque racional en la atención a mayores de 70 años, evitando exámenes innecesarios que pueden causar más perjuicio que beneficio

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Hay médicos que buscan establecer el límite entre lo útil y lo fútil, particularmente en los casos de edad avanzada, cuando la medicina altamente tecnificada y los tratamientos complejos pueden ocasionar a los pacientes más daño que bienestar.
El doctor Orestes Guerrero, internista, es uno de ellos. A su juicio, para los pacientes de más de 70 años puede resultar una pérdida de tiempo hacerse exámenes con regularidad.
Someter a los pacientes mayores a pruebas innecesarias, dice, conlleva el riesgo de exponerlos a exámenes y tratamientos invasivos.
En cada caso es importante considerar la calidad de vida, elementos como la movilidad, si la persona está encamada, si tiene insuficiencia cardíaca, o su historia familiar, entre otros factores.
"Cuando uno ve a un paciente de 70 años, uno piensa en tres cosas: su expectativa de vida —el parámetro que se tiene después de esta edad son diez años—; la comorbilidad, si es diabético, hipertenso, si tiene historia de accidentes cardiovasculares, y su estado mental", señala el doctor Guerrero.
"En este país, generalmente, uno ve también su estado socioeconómico porque si indicas algunas pruebas de laboratorio y tiene un falso positivo, tienes posibilidad de indicar otras pruebas de laboratorios que conllevan gastos al paciente", asegura.
La otra parte importante es contar con la aprobación del paciente. Que quiera hacerse las pruebas para llegar a un diagnóstico "porque hay pacientes que dicen ´yo quiero calidad de vida, no cantidad de vida´", explica el galeno.
Menos, es más, "esa es una máxima en geriatría, mientras menos pruebas haces, más beneficias al paciente. Las pruebas tienen que ser específicas y sensibles. Que con esa prueba logres el resultado lo más cercano a lo veraz, porque le tememos mucho a los falsos positivos".

¿Qué es un falso positivo?
Un falso positivo ocurre en medicina cuando una prueba o estudio indica que una persona tiene una enfermedad o condición cuando en realidad no la sufre.
- "Tienes un nódulo, presumes que es maligno y sometes al paciente a estudios de tomografía, sonografía, resonancia y, al final, resulta que el nódulo es benigno. Es un falso positivo. Se logra después de todos los estudios, pero mientras tanto el paciente ha sido sometido al estrés y los costos de pruebas de laboratorio y de gabinete", sostiene Orestes Guerrero.
El 75% de los PSA positivos después de los 70 años dan una biopsia negativa y el 50% de todos los cánceres diagnosticados en próstata después de los 70 nunca van a crecer para matar al paciente. Esos son los factores que uno piensa al momento de indicar pruebas en el paciente.
Pruebas específicas a considerar
1. Los cribados de PSA

Las guías actuales recomiendan no realizar la prueba de PSA en pacientes mayores de 70 años, ya que el balance entre riesgos y beneficios no resulta favorable. Al solicitar un PSA como parte del perfil prostático, es importante considerar ciertos factores que pueden alterar sus valores.
Entre ellos: haber realizado ejercicio vigoroso en las 48 horas previas, la presencia de hiperplasia benigna de próstata, la realización reciente de un tacto rectal, la existencia de prostatitis o haber tenido relaciones sexuales poco antes del examen.
Todos ellos pueden elevar el PSA y aumentar el riesgo de falsos positivos, por lo que deben ser tenidos en cuenta antes de indicar la prueba.
2. Cribados de cáncer colorrectal
Si un paciente se ha realizado una colonoscopia con resultado negativo, no presenta antecedentes familiares de cáncer de colon ni signos evidentes de sangrado, no está indicada la repetición del procedimiento después de los 70 años.
3. Cribado de cáncer de mama
Los falsos positivos en las biopsias son frecuentes, y los estudios actuales con mamografía presentan una alta tasa de resultados falsamente positivos.
Por ello, es fundamental que estos estudios se realicen con equipos de mamografía de alta calidad, interpretados por profesionales con experiencia.
En algunos casos, puede ser necesario complementar con una resonancia magnética de mamas.
Este proceso implica costos adicionales y también riesgos para la paciente, ya que un falso positivo puede derivar en intervenciones innecesarias, como una mastectomía, lo que impacta de manera significativa en la calidad de vida de la mujer.
Por esta razón, es esencial afinar el diagnóstico antes de indicar este tipo de estudios, especialmente en pacientes de edad avanzada y sin antecedentes familiares de cáncer de mama.
4. Cáncer de cérvix y de útero
Aquellas mujeres que siempre han dado negativo para cáncer de cérvix y de útero no necesitan seguir haciéndose el Papanicolau después de los 70 años.
5. Densitometría ósea

Con los equipos actuales, es posible detectar osteopenia y osteoporosis con un buen grado de fiabilidad. Sin embargo, es importante seleccionar adecuadamente a los pacientes a quienes se les indicará el estudio.
La densitometría ósea está especialmente indicada en pacientes con antecedentes familiares de osteoporosis o en aquellos que han recibido tratamientos que favorecen la pérdida de masa ósea, como el uso prolongado de corticoides.
En cambio, si el paciente no presenta antecedentes familiares ni ha estado expuesto a medicamentos que alteran la reabsorción del calcio, no se considera necesario realizar este estudio de forma rutinaria después de los 70 años.
6. Otras pruebas invasivas
Después de los 70, la indicación de estudios como tomografía, resonancia magnética o prueba de esfuerzo debe individualizarse cuidadosamente.
Es fundamental considerar si el paciente presenta alguna limitación física, está bajo tratamiento con ciertos medicamentos, es alérgico a medios de contraste o tiene insuficiencia renal.
Muchos estudios de imagen, especialmente la tomografía con contraste, requieren el uso de sustancias que se eliminan por vía renal, lo que puede comprometer aún más la función renal en pacientes vulnerables.
Por eso, antes de indicar estos estudios, es imprescindible evaluar el riesgo-beneficio en función del estado clínico del paciente, sus comorbilidades y su capacidad funcional.