Debatiendo andamos
El país gana y la democracia se fortalece con la celebración de estos debates a todos los niveles
Al momento de escribir esta columna, se lleva a cabo un debate presidencial histórico. No es el primero, pero sí el primero luego de varias décadas y en el que participa un presidente-candidato.
En esa misma temática, y como novedad, hemos asistido como televidentes y a través de diferentes plataformas digitales a debates con candidatos nacionales y provinciales, escuchado todo tipo de respuestas y propuestas, advertido todo tipo de situaciones y, de paso, nos hemos llevado algunas sorpresas interesantes.
Comencemos con las damas. Una maravillosa sorpresa ver debatir, con mucha altura y muchos datos, a mujeres altamente preparadas que aparecen como opción en las boletas electorales. Que llegaran por cuota o por mérito es debatible, lo que no entra al debate es que están pisando fuerte en un mundo tradicionalmente dominado por los hombres.
En el caso de las candidatas a la vicepresidencia, me siento excelentemente bien representado con cualquiera de las tres.
Sigamos con los jóvenes. Estamos viendo una cantera de jóvenes muy preparados técnica y académicamente, algunos curtidos en política por tradición y familia, que abogan por un cambio de paradigma y por una nueva política, desmarcando su liderazgo emergente de sus partidos, incluso de sus padres.
Han advertido que ser y hacer más de lo mismo genera rechazo y una carga que no les corresponde llevar. Interesante escuchar sus propuestas, ver cómo dominan los códigos y el engagement, crear tendencias y sacarles el mejor provecho a las plataformas digitales. Saben comunicar y hay que escucharlos.
Mi vida en el cine
También hemos visto la decadencia de viejos robles. Acostumbrados a la política tradicional y a ganar a base de promesas, picapollos y al voto duro o de arrastre, algunos lucieron acorralados frente al reloj y a preguntas que retaban sus conocimientos y sus posiciones.
En estos debates en vivo no hay teleprompter, ni asesores que les escriban los discursos. Se les vio el forro y la falta de preparación.
El debate político se define como la discusión que se lleva a cabo en forma pública entre dos o más contendientes a un mismo cargo de elección popular, bajo un esquema y mecánica previamente establecidos y su objetivo principal es el intercambio de ideas, en un marco de respeto y civilidad entre los participantes.
Aunque suena simple, presentarse a un debate exige preparación y técnica, y vimos que no todos hicieron la tarea.
Lo bonito de esta experiencia es que el gran público ha tenido acceso a conocer de primera mano, y de la fuente primaria, cómo piensan los candidatos sobre temas puntuales y definitivamente estará mejor informado. Que eso vaya a variar o motivar la intención de voto se verá en las urnas.
Por décadas, el voto consciente era el mínimo. Se votaba por el que indicaba el partido, por el que iba arriba en las encuestas o por el que "motivaba" el día de las elecciones.
Lo bueno de estos ejercicios públicos es que nadie puede alegar ignorancia sobre lo que piensan sus candidatos sobre la educación y el 4%, la deuda y la distribución del presupuesto nacional, la inversión social, el apoyo al campo y la salud, la administración de la justicia, del gasto público y la transparencia, del acceso al empleo y a la vivienda, la inmigración y los temas fronterizos.
Pero también, en igual nivel de importancia, qué opinan sobre la sostenibilidad social y ambiental, las tecnologías verdes y la energía limpia, la protección de grupos vulnerables y de las tres causales, de la violencia de género y de la ideología de género, sobre la carestía de la vida y la inseguridad ciudadana.
Faltaron candidatos de partidos minoritarios y eso es una oportunidad de mejora, pero los temas han sobrado y las respuestas están ahí, para ser analizados y ponderados.
El país gana y la democracia se fortalece con la celebración de estos debates a todos los niveles. Agradecemos a los organizadores y a los candidatos que se presentaron al verdadero escrutinio público. Enhorabuena.