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¿Es tu pareja o tu hijo? Rompiendo las cadenas de la sobreprotección amorosa

Los peligros de "parentalizar" a tu pareja

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¿Es tu pareja o tu hijo? Rompiendo las cadenas de la sobreprotección amorosa
Para superar la sobreprotección amorosa, la comunicación es clave. En vez de dar órdenes, prueba con sugerencias. (SHUTTERSTOCK)

Imagina que estás en una relación donde tú haces de todo: decides qué se come, cuándo se lava la ropa y hasta cómo tiene que sentirse tu media naranja. Podría sonar a que eres el dueño del circo, pero la realidad es que te has convertido, sin querer, en el papá o la mamá de tu pareja. Sí, amigos, estamos hablando de cuando el cuidado se pasa de la raya y terminamos tratando a nuestra pareja como si fuera nuestro hijo. Esto no es solo raro, sino que también es peligroso para el amor y el respeto entre dos adultos que, se supone, están en el mismo nivel de jerarquía.

Vamos a ponerlo claro: si estás todo el tiempo diciéndole a tu pareja cómo vestirse, qué comer, con quién juntarse o regañándolo como si se hubiera saltado la hora de llegada a casa, hay algo que no está funcionando. Esto se llama "parentalizar", es un patrón de conducta en el que uno de los miembros de la pareja asume un rol de padre o madre hacia el otro, comportándose más como un cuidador o un protector que como un igual.

Ahora, ¿por qué pasa esto? A veces, porque uno de los dos se siente más seguro mandando que dialogando, problemas de autoestima, miedo al abandono, a veces, cuidar al otro nos hace sentir más necesarios y menos solos. Pero, seamos sinceros, ¿quién quiere vivir con alguien que te controla hasta en cómo te cortas el pelo?

Si esto te suena familiar, es hora de cambiar el guion. Para empezar, entiende que tu pareja no es un proyecto de manualidades ni un niño perdido en el supermercado. Es un adulto que puede (y debe) tomar sus propias decisiones. Así que, si te encuentras diciéndole por enésima vez cómo vivir su vida, respira hondo y repite este pensamiento: "Espera, no soy su jefe".

La comunicación es clave. En lugar de dar órdenes, prueba con sugerencias. En lugar de criticar, comparte cómo te sientes. Y, por supuesto, permite que tu pareja haga lo mismo. Un "Hablemos" siempre será mejor que un "Haz esto". Y si el hábito de ser el superhéroe o la heroína de tu pareja es fuerte, buscar ayuda profesional no es ninguna derrota. Ir a terapia puede ayudarte a trabajar esta lucha de poder.

Al final, recuerda que, en una relación sana, ambos se cuidan, ambos se respetan y, lo más importante, ambos se dejan ser. No hay nada más sexy que una pareja de dos adultos que se tienen confianza, se dan su espacio y se apoyan sin necesidad de llevarse de la mano al baño. Así que, ¡libérate y deja ser!

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Psicóloga clínica y terapeuta familiar y de pareja. Directora del Centro de Sanidad Emocional y Psicoterapia. Contacto de consulta: 809-848-7008