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Esclerosis Múltiple: ¿tiene el gluten algún impacto?

Es importante recordar que las dietas sin gluten pueden ser restrictivas y potencialmente carecer de ciertos nutrientes

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Esclerosis Múltiple: ¿tiene el gluten algún impacto?
El papel del gluten en el manejo de la esclerosis múltiple. (FUENTE EXTERNA)

La esclerosis múltiple (EM) es una enfermedad crónica del sistema nervioso central que afecta a millones de personas en todo el mundo. Se caracteriza por la inflamación y daño a la mielina, la capa protectora que recubre las fibras nerviosas. A medida que avanza la investigación, se está prestando más atención al papel que puede desempeñar la alimentación en el manejo de esta enfermedad compleja. Uno de los temas que ha generado interés es el impacto del gluten.

El vínculo entre la alimentación y la esclerosis múltiple ha sido motivo de estudio durante años. Si bien no existe una dieta específica que pueda curar la EM, hay evidencia que sugiere que ciertos patrones dietéticos pueden influir en la progresión de la enfermedad y en la calidad de vida de los pacientes.

El gluten es una proteína que se encuentra en el trigo, la cebada, el centeno y otros cereales. Para las personas con enfermedad celíaca, una condición autoinmune en la que el gluten provoca una respuesta inmunológica dañina, eliminar el gluten de la dieta es esencial. Sin embargo, ¿qué ocurre con los pacientes de esclerosis múltiple que no tienen enfermedad celíaca?

 

¿Cuáles son las teorías alrededor del gluten con la esclerosis múltiple?

  • Inflamación y permeabilidad intestinal. Se ha sugerido que el gluten podría aumentar la permeabilidad intestinal en algunas personas, lo que permitiría que sustancias no deseadas pasen del intestino al torrente sanguíneo. Esto podría desencadenar respuestas inmunes y provocar inflamación, un proceso que se sabe que contribuye a la progresión de la EM.
  • Reacciones inmunitarias anómalas. La EM es una enfermedad autoinmune, lo que significa que el sistema inmunológico ataca por error el tejido sano del cuerpo. Algunos estudios sugieren que el gluten podría desencadenar respuestas inmunitarias anómalas en ciertas personas, exacerbando la actividad autoinmune que caracteriza a la EM.
  • Otra teoría es el mimetismo molecular, donde proteínas de ciertos alimentos, como el gluten, se parecen a las proteínas en el sistema nervioso central. Esto podría llevar a una confusión del sistema inmunitario, atacando tanto a las proteínas alimenticias como a las células del sistema nervioso, empeorando así los síntomas de la EM.

 

¿Qué dice la ciencia?

Algunos estudios observacionales han sugerido una posible asociación entre el consumo de gluten y la EM. En cuanto a estudios clínicos controlados, la evidencia es limitada y contradictoria. Un ensayo clínico publicado en ´The Journal of Neurology´ en 2018 no encontró diferencias significativas en la progresión de la enfermedad o en los síntomas entre un grupo de pacientes con EM que consumieron una dieta sin gluten y otro grupo que no lo hizo. Otro estudio en ´Multiple Sclerosis Journal´ en 2019 llegó a conclusiones similares.

Ante la falta de evidencia concluyente, es crucial adoptar una postura cautelosa. La decisión de eliminar el gluten de la dieta de un paciente con EM debe ser individualizada y supervisada. Es importante recordar que las dietas sin gluten pueden ser restrictivas y potencialmente carecer de ciertos nutrientes si no se planifican adecuadamente.

Además del gluten, se ha investigado el papel de las grasas, las vitaminas, los antioxidantes y los alimentos procesados en la inflamación y la progresión de la enfermedad. Una dieta equilibrada, rica en frutas, verduras, granos enteros, pescado y grasas saludables será más beneficiosa.

Se necesita más investigación, incluyendo ensayos clínicos a largo plazo, para comprender mejor esta relación y sus implicaciones clínicas. Mientras tanto, es esencial que los pacientes trabajen en conjunto con sus médicos para tomar decisiones informadas sobre su alimentación y manejo de la enfermedad.

TEMAS -

Dra. Erika Pérez-Lara Doctora en Medicina. Especialidad en Nutriología Clínica en INTEC. Master en Nutrición y Alimentación en Universidad de Barcelona (UB).