Y los adultos ¿También deben vacunarse?
Un acto de cuidado personal y comunitario
Los pediatras vacunamos a los niños desde que nacen hasta que crecen cuando dejan de visitarnos y también de vacunarse, porque los padres creen que ya cumplieron. ¿Y los adultos, deben vacunarse? Entre nosotros, no existe esa cultura. Y los adultos también deben vacunarse, porque al igual que los niños se contagian y mueren por enfermedades que pueden evitarse con una vacuna.
¿Cuáles vacunas son las que me debo poner? ¿A dónde voy? ¿Quién me las debe poner? Si su médico no le ha hablado del tema pregúntele usted o vaya y pregunte a un centro de vacunación privado o público de los tantos que hay en el país; y en los que debería haber un personal bien entrenado que permita la vacunación a todo el que la solicite sin las excusas infundadas que muchas veces ofrecen para no hacerlo.
¿Cuáles son las vacunas necesarias en la edad adulta?
- Los adultos deben completar su esquema de vacunas al menos con una dosis actualizada contra COVID-19.
- Contra la gripe o influenza cada año.
- Contra la Difteria, Tétanos y Tosferina con un refuerzo cada 10 años.
- Polio en adultos no vacunados o incompletos con la vacuna de virus inactivados IPV.
- Hepatitis B.
- Contra la varicela si no la ha padecido.
- Contra el virus del papiloma humano.
- Contra el neumococo.
Existen otras vacunas no disponibles en nuestro medio, que son necesarias para mantener protegida a toda la población: vacuna contra el virus Sincitial Respiratorio (Abrysvo y Arexvy), Contra el Herpes Zoster (culebrilla), vacuna (Jynneos) contra la viruela del mono una enfermedad de transmisión sexual y la nueva vacuna pentavalente (Penbraya) contra el meningococo.
¿Por qué vacunar a toda la población incluyendo a las embarazadas y no solo a los niños? Porque las vacunas evitan complicaciones y muertes en función de la edad de la persona, actúan conforme su estado inmunitario y de salud, su estilo de vida, la ocupación o tipo de trabajo, destinos de viajes y su actividad sexual.
Por último, tengamos presente que, si la madre, el padre, hermanos mayores, abuelos, tíos, la madrina o la amiga, personas que están alrededor del recién nacido o del niño pequeño, que expresan su amor con caricias, besos y abrazos, si no están vacunados, se convierten en un foco de contagio, enfermedad y muerte para ese niño que de verdad dicen amar y proteger. Por lo tanto, todos, niños y adultos, debemos estar debidamente vacunados, para protegernos a nosotros mismos y a los demás. Si no lo has hecho, siempre estarás a tiempo de hacerlo.
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