Dr. Daniel Pierre: "La variación de energía infantil podría indicar una condición neurológica"
Es importante fomentar hábitos saludables desde la etapa infantil para reducir riesgos de condiciones neurológicas que se puedan prevenir
El sistema nervioso controla todo lo que haces: la respiración, caminar, lo que piensas y lo que sientes. De hecho, también lo que aprendes.
Parte de su cuidado amerita crear hábitos desde la infancia, que aunque parecen simples podrían ser ignorados, entre ellos comer balanceado, realizar algún tipo de ejercicio y gestionar una buena higiene del sueño.
Daniel Pierre, neurólogo infantil, considera que siempre será una buena decisión visitar anualmente al pediatra para velar por la salud integral, incluyendo la neurológica.
Pero fuera de la consulta regular, ¿cómo darnos cuenta de que nuestro hijo presenta algún síntoma de alerta? La respuesta del doctor es que hay "un sinnúmero de signos y síntomas que pueden presentarse en condiciones que afectan el sistema neurológico".
Dentro de los indicadores de la conducta a los que habría que prestar atención están los cambios de ánimo, variación de energía y función motora, ya que la letargia (somnolencia y poca energía), irritabilidad, confusión, debilidad y pérdida de la coordinación pueden ser algunas de las señales de alerta.
Los padres y demás familiares son los más aptos para identificar estos signos de alarma, pues conocen mejor el comportamiento usual de los niños, advierte el doctor Pierre.
El experto resalta que algunos cambios en el comportamiento pueden ser normales durante el desarrollo y es importante que siempre que exista una duda se acuda a un profesional.
"Algunos de estos síntomas pueden darse en condiciones fisiológicas (es decir, normales), especialmente los cambios del estado de ánimo en la adolescencia", explica el neurólogo.
Déficit de atención, hiperactividad y problemas de sueño
El doctor Daniel Pierre dice que estos son temas muy actuales al respecto, que se conversan tanto en círculos médicos como sociales. Su recomendación es que debe buscarse la ayuda de un especialista cuando tanto el rendimiento social como académico, esperado para su edad, se vea afectado.
Para explicar el déficit de atención y la hiperactividad pone como ejemplo la escuela, donde se puede dar una dificultad para seguir instrucciones, recordar información, o concentrarse; asimismo, en la casa, los síntomas pueden traducirse en mostrarse olvidadizo con actividades del día a día, fácil de distraer, impaciencia en juegos... ambas situaciones deberían ser una alerta que nos lleve a un especialista para tratar cualquier condición que se pueda estar desarrollando.
Aclara también que no todo déficit de atención es patológico. "La madurez en el desarrollo de los niños los hace una población más vulnerable a que en ocasiones aisladas sus niveles de concentración puedan fluctuar con facilidad. Para considerarse una condición médica deben presentarse patrones constantes en un cuadro de meses que afecten el desarrollo neurocognitivo diario normal en comparación a sus compañeros de la misma edad".
En tanto que, respecto a los problemas del sueño, dice que presentan un amplio abanico de posibilidades. Muchos de ellos pueden relacionarse a un deterioro en la calidad del sueño como son los ronquidos (a veces asociados a apnea del sueño), la insomnia, la incontinencia urinaria y los terrores nocturnos. "La importancia de una buena calidad de sueño, especialmente en etapas de desarrollo, nunca se debe sobrestimar".