Cuánto pesa el alma
Dejando por ahora a los filósofos, veremos lo que dicen médicos y científicos acerca del alma
El escritor dominicano Manuel Mora Serrano publicará, dos veces a la semana, fragmentos de dos conferencias, dictadas hace unos años, en las que extrapola ideas sobre poesía que alimentan el alma, para ponerlas al servicio de nuestros lectores dos días a la semana, jueves y sábados. Esta es la tercera de ellas sobre cuánto pesa el alma, según médicos y científicos.
Si los antiguos egipcios tenían razón, tras la muerte emprendemos un largo y tortuoso viaje montados en la barca de Re o Ra, el dios Sol, hasta llegar a la Sala de la Doble Verdad, para enfrentar el Juicio del alma.
En el momento culminante, el corazón -en el que quedan registradas todas las buenas y malas acciones- es pesado en una balanza para compararlo con la pluma de Maat, la diosa de la verdad y la justicia.
Si hemos llevado una vida decente, nuestra alma pesará menos o lo mismo que la pluma, y será digna de vivir para siempre en el paraíso con Osiris.
Ecos de esa ceremonia aparecieron en un estudio publicado en las revistas American Medicine y Journal of the American Society for Psychic Research en 1907 bajo el título "Hipótesis sobre la sustancia del alma junto con la evidencia experimental de la existencia de dicha sustancia".
El titular del diario The New York Times, que se había adelantado dos meses con la primicia, había sido más claro y conciso: "El alma tiene peso, piensa un médico".
El médico en cuestión era el doctor Duncan MacDougall, quien había nacido Glasgow, Escocia, en 1866, y mudado a Massachusetts, Estados Unidos, a los 20 años, y se había graduado de la Escuela de Medicina de la Universidad de Boston.
Para ser justos, aunque varios periódicos (principalmente de la región más religiosa de EE.UU.) trataron los resultados del experimento como una prueba irrefutable de la existencia del alma, el propio MacDougall no estaba convencido de que su trabajo hubiera probado nada.
La idea de que el alma pesa ¾ de onza, o más bien 21 gramos, que fue la disminución de peso registrada en el primer sujeto del experimento de MacDougall, sigue viva.