Palabras camaleónicas
Déjense asesorar por Fundéu Guzmán Ariza o por Fundéu RAE, iniciativas para impulsar el buen uso del español
Si de préstamos de otras lenguas se trata, debemos empezar por plantearnos si la palabra que vamos a tomar prestada es realmente necesaria. Solo sería indispensable si el español no tuviera ya una palabra o expresión para designar esa misma realidad. Les adelanto que suelen ser las menos. Las carencias en el conocimiento del vocabulario de nuestra propia lengua a veces nos hacen pensar que una palabra no existe. Se trata de asumir una actitud activa y de no dejarse arrastrar por la moda de lo cool. Mi consejo: déjense asesorar por Fundéu Guzmán Ariza o por Fundéu RAE, iniciativas para impulsar el buen uso del español. Se mantienen al tanto de los nuevos préstamos que van apareciendo y ofrecen alternativas válidas en español. Tan fácil como suscribirse a sus recomendaciones o seguirlos en las redes sociales.
En el caso de que el préstamo sea inevitable o no queramos renunciar a él, se recomienda adaptarlo ortográficamente a las normas del español. Cuando las academias nos proponen adaptaciones gráficas de las palabras de otras lenguas que empezamos a usar en español, nuestra primera reacción es la extrañeza. Estamos habituados a verlas escritas en su lengua original y nos resulta raro verlas mutar para asimilarse a nuestra ortografía. Solo es cuestión de acostumbrarse a sus nuevos ropajes. Y la asimilación no tarda en llegar. Ya nadie se sorprende de un mitin político, de un jonrón de cuatro carreras o de un chofer experto, de un canguro saltarín o de unos espaguetis en un día de playa (de esto un poco sí, aunque por otras razones). Todos estos sustantivos son préstamos que, en su día, fueron adaptados y adoptados por el español. Hay muchos más, y en las próximas semanas, si me acompañan con su lectura, les propongo descubrir su capacidad camaleónica.