Palabras de ida y vuelta
Las palabras indoamericanas que usamos en español desde hace más de cinco siglos, muchas de ellas caribeñas, son tan nuestras, tan de todos los hispanohablantes de ambas orillas del Atlántico
La semana pasada les hablé del Congreso Internacional de la Lengua Española de Cádiz y heme aquí hoy en esta extraordinaria ciudad andaluza, una de las más americanas de Europa, para tratar, con otros especialistas americanos en contacto lingüístico, sobre las lenguas originarias de Mesoamérica y el Caribe y su influencia en la lengua española.
Si la Eñe pasada comenzó con la letra de un tanguillo gaditano, déjenme hoy volver a cantarles otro: «Cómo quieres que te abra la puerta de mi bujío, si tengo a mi mulata dentro, la dueña del corazón mío». Estos versos expresan cómo las palabras de las lenguas originarias del Caribe se imbricaron en la lengua española y, formando parte de ella, viajaron hasta España para unirse a un legado compartido. El flamenco, patrimonio inmaterial de la humanidad, guarda un estilo de cante conocido como cantes de ida y vuelta; esa ida y vuelta se refiere al viaje de los cantes flamencos hacia América, a su mezcla con los ritmos y tradiciones musicales americanos, y a su viaje de vuelta a España convertidos en un ejemplo de mestizaje, y así se cantan todavía.
Las palabras indoamericanas que usamos en español desde hace más de cinco siglos, muchas de ellas caribeñas, son tan nuestras, tan de todos los hispanohablantes de ambas orillas del Atlántico, que son señas de identidad de un patrimonio cultural común. Simbolizan el enriquecimiento que el mestizaje humano y cultural le aporta a las lenguas y a la vida. Y de mestizaje, de cultura, de lengua y de vida saben en Cádiz y sabemos en la República Dominicana. Con su permiso, sigo disfrutando, hoy desde la orilla gaditana, de nuestra lengua común.