Reglas útiles
Para una buena ortografía no nos vale solo con memorizar reglas
¿Recuerdan esas reglas ortográficas que nos enseñaban en la escuela? Las repetíamos más como ejercicio escolar de memoria que como un conocimiento aplicable que pudiera llegar a sernos útil algún día. Tal vez porque nunca nadie nos lo dijo. Me encantaba aquella de «Se escriben con b los verbos terminados en -bir, excepto hervir, servir y vivir y sus derivados». O aquella otra que decía «Delante de b y p se escribe siempre m»; a la que podríamos añadir esa de «Delante de v se escribe siempre n». No he sido capaz de aprendérmelas todas, ni falta que hace.
Para una buena ortografía no nos vale solo con memorizar reglas; necesitamos combinar varios recursos: buena, atenta y abundante lectura, atención a la hora de escribir y de revisar y una Ortografía de la lengua española a mano que podamos consultar cuando surjan las dudas -que siempre surgen-. Si a esto le añadimos el conocimiento de algunas orientaciones sobre el uso de aquellas letras que nos suelen causar dolores de cabeza ortográficos, miel sobre hojuelas. Busquen y apréndanse normas que se apliquen expresamente a las letras que los traen por la calle de la amargura (cada escribiente tiene su propia némesis) y, a ser posible, que no tengan excepciones o muy pocas.
Las reglas menos productivas o aquellas que se refieran a letras que no les dan problemas o a palabras que no usan habitualmente no necesitan saberlas de memoria; pueden acudir a la Ortografía, que incluye un repaso exhaustivo de todas. Si me acompañan en las próximas semanas, les prometo compartir esas reglas ortográficas que siempre me han resultado útiles. Las comprendemos, las practicamos, las interiorizamos y aparecerán inesperadamente cuando las necesitemos.