Parecidos que inspiran
La etimología asociativa es un fenómeno normal
Los hablantes nos sentimos dueños de la lengua, y con razón; los filólogos, los lingüistas, los gramáticos, los lexicógrafos, todos los que dedicamos nuestro tiempo y nuestros conocimientos a estudiarla e interpretarla también. La etimología es una especialidad de la lingüística que estudia el origen de las palabras, de dónde proceden, cómo se formaron y cómo llegaron a tener su forma y su significado. Los etimólogos aplican técnicas de investigación basadas en el conocimiento de las lenguas de origen, en la fonética, la gramática y la semántica históricas.
Los hablantes también aplican sus propias «técnicas» cuando de interpretar el origen de una palabra se trata. Hablamos de una interpretación espontánea y, a veces muy curiosa, con la que los hablantes tratan de motivar el significado de algunas palabras. A este fenómeno lo conocemos como etimología asociativa.
La etimología popular puede causar la confusión entre dos palabras existentes. Los deliciosos canelones, originados en el italiano cannellone, se parecen a los canalones, esos conductos que recogen el agua de los tejados. El parecido formal hace que los hablantes llamen canalones a esta variedad de pasta. En otros casos se crean palabras a partir de esta asociación, generalmente cambiando algunos sonidos de la palabra; la palabra resultante parece explicar la relación que el hablante ve entre la forma y el significado. Hay muchos que le llaman semáfaro al semáforo, probablemente buscando la relación del significado de la palabra faro con las señales luminosas del semáforo. Si vagabundo se refiere a aquel que anda de un sitio a otro, sin asentarse en ningún lugar, tiene mucha más lógica para el hablante que sea un vagamundo.
La etimología asociativa es un fenómeno normal en la lengua. Sus interpretaciones provocan errores, que, en ocasiones, el tiempo y el uso se encargan de asentar. Los hablantes tienen la palabra.