Experiencia gastro-cultural en Narón, Galicia
Durante unos días Narón nos sorprende inundando de música y alegría nuestros corazones
La lluvia bendice mi llegada a Galicia. Aterrizo en La Coruña. Si tuviera que ponerle un color a esta tierra seria el verde, Galicia es verde, muy verde. Desde el avión pude contemplar sus bosques y quedé impresionado. A la llegada a La Coruña, el amigo Julio Perugorría me recoge para llevarme a Narón, ciudad que colinda con Ferrol, la ciudad conocida por ser donde nació Franco. Cada vez que vengo a esta ciudad Luciano Fernández, quien me invita y es el anfitrión de esta jornada cultural, se esmera en que degustemos los mejores frutos del mar de toda la península. Luciano es un sibarita exquisito y convierte la visita en una experiencia gastronómica imposible de superar. La cocina gallega es muy variada y sabrosa, ademas los días se miden no solo por los espectáculos que vemos, sino por las experiencias digestivas. Un carnaval de mariscos y carnes y hasta las pizzas tienen su propia personalidad.
El Pazo Da Cultura o Palacio de la Cultura, lugar de grandes eventos, y a su vez escuela de teatro, música y danza, es donde participamos de reuniones y el festival de teatro “Singular” que se celebra cada año. Programadores de varios festivales iberoamericanos nos damos cita y cada encuentro es una celebración de la vida y la amistad; las noches son degustaciones de los mejores vinos, no solo gallegos sino de toda España.
Un frío que congela y una brisa traviesa no impiden que disfrutemos de la ciudad y de las actividades. Lucía Trentini, actriz uruguaya, nos emociona al interpretar a tres mujeres en el monologo “Música para fiambrería”; en una de las cenas un grupo de mujeres, las Cantareiras, en vestuario tradicional y panderetas en mano, interpretan varias canciones de la región; asistimos a un ensayo del grupo de baile folclórico Alxibeira, el sonido de la gaita permanente se cuela por los pasillos; un joven actor nos deleita con su interpretación del unipersonal “Esas cosas maravillosas”; en una rueda de negocios escucho la propuesta de una docena de productores de espectáculos de ballet, música y teatro que sueñan con presentarse en nuestros escenarios. Me emociona la pasión de los presentadores y la calidad de sus productos culturales.
Narón sorprende con la variedad de restaurantes y la exquisitez de sus menús. La última noche presenciamos una actuación magistral de la actriz Blanca Portillo en la obra Silencio. Durante casi dos horas la actriz nos magnetiza con una personalidad impresionante haciéndonos vivir el teatro en su mejor expresión.
Culmina la experiencia cultural con una cena a orillas del congelado mar. Noche de despedida y nuestro anfitrión, terminada la abundante degustación de mariscos, nos sorprende preparando una queimada, bebida donde se quema el aguardiente y nos reúne a todos a su alrededor.
Se dice que la queimada sirve para alejar los malos espíritus y proteger a quienes han bebido de ella.
Todos nos sentimos muy protegidos, esa noche, además de habernos bebido todo el aguardiente, nos cayó un ruidoso aguacero con ritmo de tambores y gaitas.
Narón nos despidió inundando de música y alegría nuestros corazones.