La aventura de vivir
Coincidir es más que estar de acuerdo
Coincidí con Inés Aizpún hace unos días. Y coincidí con ella en más de una acepción del verbo coincidir. Concurrimos simultáneamente al auditorio de Unibe convocadas por esta universidad y por la Fundación Felipe González para escuchar al expresidente del Gobierno de España hablar sobre gobernanza y globalización. Desde luego yo no había logrado zafarme aún de la extraña sensación de volver a la normalidad, aunque fuera descafeinada. Coincidí con ella además en el sentido figurado de ‘estar de acuerdo en una idea, opinión o parecer sobre algo’. Y lo sé porque Aizpún se hizo eco en su AM del hincapié que hizo González en la prioridad de la educación como clave para el desarrollo humano.
Felipe González le pidió a la universidad que se centrara en educar sobre la condición humana. El conocimiento científico es esencial y prioritario, el conocimiento técnico también; pero ninguno de esos conocimientos, ni ningún otro, se sustentan si olvidamos el conocimiento sobre la naturaleza, el carácter, el pensamiento, la imaginación o los sueños; sobre todo aquello que nos hace humanos, para bien y para mal. Recordó González, con su don para contar, que, como suele suceder, se ha aquilatado con el paso de los años, que Aristóteles, Shakespeare y Cervantes siguen tan vigentes como el día en que tomaron el calamus aquel y la pluma estos para narrarse a sí mismos y también a nosotros, que los leemos –¿?– muchos siglos después.
¿Estará esta universidad de ahora preparada para asumir el reto? ¿Estará la universidad de nuestros días dispuesta a hacerse cargo de formar profesionales, de cualquier área – incluso, mientras más técnica mejor– que tengan presente la condición humana? ¿Por qué no una lectura de Don Quijote como materia transversal para salir al mundo preparados para la aventura de vivir?