“O+”, drama ficticio que refleja discriminación real
Evelyna Rodríguez y Danilo Reynoso hablan de la experiencia de convertir historias reales en ficción
“O+” es una película cuya historia se desarrolla en la década de 1990, una época de excesos y en la que no se contaba con mucha información sobre el virus del VIH y las personas que padecían de esta afección eran sujetos a la ignorancia y la discriminación. Evelyna Rodríguez y Danilo Reynoso, protagonistas y productores de este filme a través de su empresa Pop Entertainment, hablan sobre la experiencia de ejercer ambas labores durante una producción cinematográfica, además de la importancia de compartir este tipo de historias.
¿Qué nos pueden decir del proceso de creación de su personaje? ¿Fueron influidos por algún conocido, alguna historia real, alguna anécdota?
EVELYNA RODRÍGUEZ: Sí, la película en sí misma está basada en hechos reales. Tuve la oportunidad de entrevistar a la verdadera Gina, la verdadera protagonista de esta historia, para de ahí poder partir a hacer el guion. Sin duda, esa conversación me dio a mí, como actriz asumiendo ese rol, los matices y los colores que de alguna forma esa Gina real transmitía después de vivir ese momento. Yo creo que fue una suerte el haber compartido con los reales protagonistas para poder construir la historia y visualizar los personajes en nosotros.
DANILO REYNOSO: En mi caso fue un poco distinto, y solo distinto a la experiencia de Eva, sino incluso a procesos creativos de otros personajes de otras películas. Creo que, en escasas ocasiones, por no decir la única, tuve que armar el personaje con base a referencias. Referencias a lo que había escuchado del personaje de la vida real, referencia de películas, referencia de la época, gracias al director que vivió ese momento en Argentina. Eso me llevó a trabajar el personaje de una manera muy distinta a lo que tradicionalmente hago, pero igual resultó muy interesante y entretenido. En esta película tuvimos un director muy consciente de lo que se vivió y cómo se vivió. Definitivamente, yo, que estaba también ocupando otras funciones dentro de la película, deposité mi confianza en el director y me dejé guiar mucho por su instinto y mi propio instinto como intérprete.
¿Cómo inició el proyecto de “O+”?
ER: Inició con un llamado del periodista José Rafael Sosa. Él nos comentó la idea y que él conocía a esta Gina. Él entendía que nosotros podíamos hacer una película con el tema del VIH. Ahí entramos en el proceso de búsqueda de la información adecuada y la entrevista con la protagonista. Luego pasamos el material a Junior Rosario para de ahí sacar este guion. Nosotros ya hemos trabajado temas sociales en otros proyectos y queríamos poner en evidencia un tema que prácticamente está olvidado en la República Dominicana.
DR: A eso se le suma el proceso del guion con Junior Rosario, pero también el proceso para armar el equipo artístico. Nos vimos con varios directores y vimos varias propuestas hasta que finalmente llegamos a Bruno Musso. Da la casualidad que él tiene una hermana que tiene 30 años viviendo con VIH. Eso le aportaba un valor agregado como artista porque como era una película basada en hechos reales, podía aportar historias personales, emociones personales, vivencias personales a esta historia, que ya de por sí es bastante personal.
Ustedes también han sido productores en este film, ¿qué tal ha sido la experiencia de estar saltando delante y detrás de cámara en una producción?
ER: Un lío grandísimo. Lo bueno es que, de alguna forma, el hecho de estar en cámara y producir nos da quizás la garantía de que muchas cosas de las que queremos hacer como intérpretes o como productores se pueden fusionar en una sola historia. Sí, es mucha responsabilidad porque por más que queramos desconectarnos, nuestras mentes siempre están en la producción y nos fijamos en todo, aunque estemos actuando. Nosotros hemos hecho un buen paralelo, es decir, cuando yo estoy actuando, no siempre comparto escenas con Danilo y él está trabajando con la producción. Cuando él está actuando, yo soy la que está más en la producción y de alguna manera nos compenetramos así para que las producciones puedan funcionar. En “O+” sí hay escenas que nos tocan juntos, pero ya en un ambiente más calmado.
DR: También detrás de eso hay una logística que la implantaba la realidad. Estábamos en COVID, la posibilidad de trabajar con mucha gente o cambiar mucho de personajes o de talentos era un conflicto de salud, un conflicto económico y una logística incalculable. Entonces tratamos de reducir la cantidad de personajes y locaciones para que, de alguna manera, eso nos diera más control de la historia en términos de producción. Por lo general tratamos de balancear las historias y no coincidir mucho en escena para que uno pueda estar pendiente de la producción mientras el otro actúa, pero creo que esta es la película que más escenas juntos tenemos.
Aunque el filme trate el tema del VIH y se desarrolla en la década de los noventa, ¿por qué consideran que la historia que cuentan aún es relevante hoy en día?
ER: Por muchas razones. Yo sé que mucha gente vio lo que hicimos en el Metro, el llamado de atención para que la gente entendiera que teníamos una película que tocaba una temática que hoy en día existe. La idea de esa llamada de atención fue buscar firmas para eliminar el derecho a trabajar de las personas con VIH y, aunque muchos repudiaron el hecho, alrededor de 30 personas sí firmaron la moción en menos de 30 minutos. Lo que eso significa es que todavía hay desinformación, desigualdad y estigmas sociales. Por ejemplo, la verdadera Gina, la Gina de nuestra historia, hoy en día no da la cara a la prensa ni a todas las personas que fueron a ver la película por el estigma que existe, porque sus hijos van a ser juzgados, porque su familia va a ser señalada. Parecemos que somos una sociedad muy abierta, pero en el fondo no lo somos.
¿Qué otro tipo de películas quieren producir y con cuáles cineastas le interesa trabajar?
ER: Ya hemos ido abarcando bastantes géneros. O sea, tenemos dramas sociales, dramas familiares, drama erótico, como lo es “O+”, tenemos thrillers, tenemos comedias y yo creo que eso es parte de lo que estamos haciendo. Ahora tenemos documentales también, este año estrenamos “Renacer” y ya por ahí viene otro. A nivel de proyección vamos a seguir trabajando esos géneros a medida que también vamos detectando y reconociendo las preferencias del público objetivo de un proyecto o de otro.
DR: Sobre los cineastas estamos abiertos a seguir trabajando con artistas locales o internacionales, con todo aquel que nos aporte de una manera creativa y una mirada interesante a lo que intentamos hacer.
¿Qué es necesario para que un cineasta o un actor sea relevante en una industria tan sobrecargada de contenido como es el cine? ¿Qué hay que hacer para sobresalir?
ER: Como artistas, como intérpretes, como realizadores, como creadores, a nosotros nos ha funcionado poner temas en el tapete que estaban olvidados. Ser una voz para aquellos que definitivamente no la tienen o no la han tenido nunca. Nos funciona mucho poner temas de relevancia en el tapete, es un llamado de atención cada vez que salimos con un proyecto y también tener un compromiso de demostrar historias genuinas con credibilidad y respeto. Nos ha funcionado a nosotros y creo que a mucha gente también le pudiera funcionar.
DR: Para destacar necesariamente hay que ir un poco a la contracorriente, si no, si vamos todo nadando con la corriente del río, pues nadie destaca. Más allá de lo que dice Eve y más allá de ser una estrategia, pienso que debe ser algo genuino. Si es genuino, si es auténtico, si lo hacemos con pasión y de corazón, eso va a conectar con esas mismas emociones en el público. Entonces, es un poco de llamado a la atención, ser auténtico, y como en otras ocasiones hemos dicho, también el artista debe cumplir un rol social. El nuestro lo hemos asumido, además de entretener, también hay que visibilizar cosas que por lo general no se hablan, sensibilizar sobre esas mismas cosas, denunciar algunas y también incomodar, porque no tenemos que caerle bien a todo el mundo. A veces incomodar también es una buena manera de llamar la atención, y por lo general la gente se molesta, no por lo que tú haces, sino por lo que ven el reflejo de su espejo.