Ámate para que puedas amar
Amarse no es un acto egoísta, es el primer paso para una vida emocional plena y relaciones significativas

El amor propio es la base sobre la que se construyen relaciones saludables con los demás. Sin embargo, en una sociedad que enfatiza constantemente la validación externa, muchas personas crecen sin desarrollar un vínculo sólido consigo mismas.
En consecuencia, se sumergen en relaciones interpersonales marcadas por la dependencia emocional, la insatisfacción y el miedo al abandono.
Desde la psicología, el amor propio se entiende como el reconocimiento y la aceptación de uno mismo, con fortalezas y debilidades. No se trata de una visión narcisista o egocéntrica, sino de una relación interna saludable que permite establecer límites, reconocer necesidades y elegir conscientemente las relaciones que se construyen.
Conductas saludables
Una relación sana con uno mismo se refleja en diversas conductas. Por ejemplo, una persona que practica el autocuidado prioriza su bienestar emocional, mental y físico. Esto puede verse en hábitos como una alimentación balanceada, la práctica de ejercicio, la meditación o la terapia psicológica cuando es necesario.
También se manifiesta en la capacidad de establecer límites sanos en sus relaciones interpersonales, diciendo "no" cuando algo no está alineado con sus valores o necesidades.

Por el contrario, la falta de amor propio se evidencia en patrones de autosabotaje, relación con personas que no respetan los límites, y la búsqueda constante de aprobación externa. Un ejemplo común es aquel individuo que permanece en relaciones dañinas por temor a la soledad o a no sentirse digno de algo mejor.
¿Cómo amarse a uno mismo?
Amarse a uno mismo implica un proceso de autoconocimiento y autoaceptación. Es aprender a dialogar con la propia mente sin críticas destructivas, sino con compasión y paciencia. Un ejercicio útil es observar los pensamientos recurrentes:
- ¿Son amables o castigadores?
- ¿Se basan en la realidad o en creencias distorsionadas?
El desarrollo de una voz interna compasiva fortalece la autoestima y reduce la necesidad de validación externa.
Cuando una persona se ama, las relaciones con los demás se transforman. Ya no se establecen vínculos desde la carencia o el miedo, sino desde la elección genuina de compartir la vida con alguien.
En una relación de pareja, esto se traduce en equidad, respeto y apoyo mutuo en lugar de dependencia emocional. En las relaciones familiares y de amistad, implica interacciones más auténticas y libres de manipulación o sacrificios innecesarios.
El amor propio es una construcción diaria, un compromiso continuo con uno mismo. No se trata de perfección, sino de reconocer el valor intrínseco que cada persona posee. Solo desde este punto es posible amar de manera sana a los demás, sin esperar que sean ellos quienes llenen los vacíos internos.
Amarse no es un acto egoísta, es el primer paso para una vida emocional plena y relaciones significativas. Como dijo Oscar Wilde: "Amarse a uno mismo es el comienzo de un idilio que dura toda la vida".