Cómo implementar la alimentación sostenible en 2025
Ella es favorable para la salud de las personas y el equilibrio del planeta
La forma en la que hemos estado consumiendo todo lo que nos da la naturaleza es la que ha hecho el impacto al deterioro del planeta. La buena noticia es que según investigaciones unos de los temas de interés que resaltan en 2025 es la alimentación sostenible.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, por sus siglas en inglés FAO, este tipo de práctica parte de una producción de alimentos con un impacto ambiental reducido, en el que se respete la biodiversidad y los ecosistemas.
Todo esto sin que esto altere significativamente la economía, ni la calidad de éstos.
No obstante, es importante resaltar que apostar por ella tiene impacto muy favorable para la salud, ya que, según diversas investigaciones, entre ellas la publicada por la Universidad Abierta de Cataluña, los altos índices que se han registrado en las últimas décadas de enfermedades no transferibles, como el cáncer y la diabetes están estrechamente relacionadas con el tipo de alimentación que están llevando las personas en todo el mundo.
¿Cómo hacer de ella un hábito?
La Organización Mundial de la Salud, junto a la FAO, han creado una guía práctica que permite introducirse a la alimentación sostenible:
- Incorporar a la dieta una mayor cantidad de verduras, frutas, cereales y legumbres variadas.
- Alimentos certificados, procedentes de tierras orgánicas certificadas, libre de antibióticos y hormonas de crecimiento. También recomienda optar por productos de comercio justo.
- Menos carne, pero de mejor calidad e incluir otras fuentes de proteínas alternativas y de origen vegetal como legumbres y frutos secos.
- Menos alimentos procesados que incluyen, por lo general, niveles más altos de grasas, azúcares y sal.
- Una dieta variada es más saludable. Y más apetecible para seguirla de buen grado.
- Planificar mejor las compras para no tirar nada. El desperdicio de comida es un grave problema: uno de cada tres alimentos producidos en el mundo acaba en la basura.