Tres tipos de técnicas de relajación
Implican centrar la atención en algo que te calme y aumente la conciencia de tu cuerpo
Las multitareas, las muchas responsabilidades y tareas pueden causar estrés. Con él pueden llegar síntomas como aumento de la frecuencia cardíaca, tensión muscular, fatiga y dificultad para dormir.
Ante la presencia de ellos es necesario buscar alternativas que solucionen o sirvan para gestionar el bienestar, como las técnicas de relalajación, que implican centrar la atención en algo que te calme y aumente la conciencia de tu cuerpo.
No importa qué técnica de relajación elijas, indican los expertos de Clínica Mayo, quienes recomiendan los siguientes tipos:
Relajación autógena
Autógeno quiere decir que viene del interior de uno mismo. En esta técnica de relajación, se usan tanto la visualización dirigida como la consciencia corporal para reducir el estrés.
Se trata de repetir palabras o sugestiones en tu mente que te ayuden a relajarte y reducir la tensión muscular. Por ejemplo, puedes imaginar un ambiente tranquilo. Luego puedes centrarte en relajar tu respiración, desacelerar el ritmo cardíaco, o sentir las diferentes sensaciones físicas, como relajar de a uno cada brazo o pierna.
Relajación muscular progresiva
En esta técnica de relajación, debes centrarte en contraer suavemente y luego relajar cada grupo muscular.
Esto puede ayudarte a que dirijas tu atención a la diferencia entre la contracción y la relajación del músculo. Podrás ser más consciente de las sensaciones físicas.
Uno de los métodos de relajación muscular progresiva consiste en contraer y relajar los músculos de los dedos de los pies y progresivamente ir subiendo hasta el cuello y la cabeza.
Es mejor hacerlo en un ambiente tranquilo sin interrupciones. También puedes comenzar por la cabeza y el cuello e ir bajando hasta los dedos de los pies. Contrae los músculos durante aproximadamente cinco segundos, luego relájalos durante 30 segundos, y vuelve a repetir.
Visualización
En esta técnica de relajación, puedes visualizar imágenes mentales que te trasladen a un lugar o situación tranquila y relajante.
Para relajarte usando la visualización, intenta incluir todos los sentidos que puedas, como el olfato, la visión, el sonido y el tacto. Si has imaginado el océano para relajarte, por ejemplo, piensa en el olor del agua salada, el sonido de las olas al romper y el calor del sol en tu cuerpo.
Puedes cerrar los ojos, sentarte en un lugar tranquilo, aflojar tu vestimenta si es ajustada y concentrarte en tu respiración. Intenta concentrarte en el momento presente y evoca pensamientos positivos.