Emilio Torres y las realidades de la inteligencia artificial como herramienta pedagógica
Torres habla sobre las posibilidades y desafíos que enfrenta la IA en el aula de clases
La presencia de aplicaciones de inteligencia artificial en los salones de clase de los colegios y las universidades es un tema muy complejo que es el punto de partida de distintos análisis y debates. Para Emilio Torres, director pedagógico para América y Europa en Progrentis y Embajador Parlamentario en España para el Parlamento Mundial de Educación (PAME), esta es una herramienta que, al igual que los demás elementos que conforman el proceso de formación, cuenta con mucho potencial, pero es necesario saber cómo implementarla.
¿Cuál es la mejor forma que los docentes pueden sacarle provecho a la inteligencia artificial como una herramienta del aula de clase?
Estamos en un momento en el que esto está llegando a diferentes niveles. El profesor es muy curioso, intentando llevar ya esta tecnología al aula, pero, básicamente, en un momento inicial, entendiendo que la inteligencia artificial es algo que nos acompaña desde 1960, lo que hoy pone un poco el foco en la inteligencia es la G, de generativa, por lo que es capaz de hacer en este momento. El que sea generativa abre un marco muy interesante para la docencia. En ese sentido, hay tres grandes beneficios que algunos profesores ya pueden incorporar en el aula. Una, por ejemplo, es una evaluación en tiempo real. Es decir, conseguir que esta inteligencia artificial colabore en la acción docente para poder reportar o hacer evaluaciones de los estudiantes en tiempo inmediato, puede ayudar a que el error se incorpore como parte del proceso de aprendizaje y a partir de ahí podamos ir trabajando con los niños en un camino donde su propia metaconexión, su propia reflexión continua les permita avanzar. Por otro lado, está la inteligencia artificial usada desde la docencia para ir identificando patrones de comportamiento o de desempeño en una unidad didáctica. Por tanto, poder ir identificando estos patrones nos ayudaría a personalizar un poco más un modelo de enseñanza atendiendo las dificultades o bondades de aprendizaje de los estudiantes. Y, por último, aprovechar esto para poder personalizar la ruta. Es decir, un profesor con 45 niños en el aula y 45 minutos de timbre a timbre. ¿Qué profesor es capaz de adaptarse al ritmo de cada niño? Si incorporamos estas tecnologías, el poder colaborar como profesor con esta inteligencia artificial, pudiéramos ser mucho más asertivos para adaptarnos al ritmo, a las curiosidades o las dificultades de cada niño y sería la propia inteligencia artificial la que, a través de algunos patrones previamente definidos, puedan adaptarse a los ritmos de estos niños.
¿Cree que el uso de la inteligencia artificial y otros avances tecnológicos en el aula son una buena oportunidad para que las instituciones académicas hagan más énfasis en temas como ética y pensamiento crítico?
Sí, es la clave y el primer paso. Estamos en un momento donde, sobre todo en Europa, hay un debate álgido con respecto a tecnología sí o no, la tecnología en primera infancia sí o no, lo que esto supone en el desarrollo neuronal de los niños en cuanto a niveles de atención, el uso de pantalla, la adicción que producen algunos videojuegos y redes sociales. Está generando un debate muy interesante en este sentido con investigaciones que aportan datos desde ambas posturas, pero, ciertamente en este momento educar en la ética del uso es el primer paso. El tema de la tecnología está justamente en la ética del uso. Si la ética del uso de un cuchillo es cortar carne o hacer un guiso, pero si la ética de la persona que utiliza el cuchillo es asesinar, obviamente la misma herramienta puede tener una funcionalidad diferente. Por eso, cuando educamos a los niños en el uso de herramientas que puedan generar un daño, hay un proceso en la educación con respecto a los valores que esa persona debe ir construyendo para hacer un uso correcto de las herramientas que la sociedad le pone a su disposición. La tecnología es una herramienta más en un momento apasionante en la historia que estamos usando para bien, pero también estamos usando para mal. Es igual que cualquier herramienta si analizamos la historia de la humanidad. Por lo tanto, en este momento, donde llega una herramienta nueva, que además es súper poderosa y no hay antecedentes, no solo en el ámbito pedagógico, también médico, psicológico, sociológico y epistemológico, todos tenemos que generar una reflexión para educar primero en la ética del uso de esta nueva herramienta para que podamos, como especie, seguir evolucionando gracias a la llegada de cosas fantásticas.
¿Qué consejo daría tanto a docentes como estudiantes con el manejo de información para cuidarse de utilizar información errónea?
La clave está en el desarrollo del pensamiento. Hablamos de inteligencia artificial, está muy de moda, pero ya no hablamos de inteligencia humana. Es decir, si la inteligencia artificial llega a manos de personas no inteligentes, pues es una herramienta en manos de analfabetos, pero si seguimos como ámbito educativo desarrollando el pensamiento, desarrollando la capacidad crítica, para que, con toda la información que tenemos disponible en el desarrollo del pensamiento tomemos juicio de valor para decir, si sirve o no, si tiene fundamento o no, desde qué fuentes me estoy informando, cómo estoy usando esta información y si es válida o no... la inteligencia artificial nunca dominará ese desarrollo. Yo digo que, con la inteligencia artificial en el medio, llegará un momento en el que hayan dos tipos de personas: aquellas a ls que la inteligencia artificial les dirá qué tienen que hacer, cómo comportarse y cómo pensar, y ya ocurre; por otro lado, estarán aquellas que de alguna manera desarrollen inteligencia humana para utilizar estas nuevas tecnologías de manera inteligente y, ojalá, en el bien de la sociedad.
¿Puedes abundar un poco más sobre el uso de inteligencia artificial para crear un salón de clases más inclusivo?
En mi caso particular, con ProGrentis lo que pretendemos es desarrollar el intelecto, desarrollar el pensamiento, incorporando inteligencia artificial para personalizar el ritmo de cada niño. Trabajamos mejorando los procesos de atención, de investigación digital, comprensión y resolución de problemas. Lo que hacemos es, en función del comportamiento del niño, independientemente de las dificultades que tenga, irnos adaptando en función del propio patrón de comportamiento que tenga. Un niño tarda más en hacer este tipo de actividades, se equivoca de manera recurrente en este otro tipo de actividades. ¿Qué necesita este niño? Pues adaptarle la dificultad y el tiempo, el contenido y el vocabulario, para darle en esa variedad de ejercicios y repetición una posibilidad de que vaya mejorando en este desarrollo de destrezas. Por lo tanto, incorporar de manera tecnológica, en función de una idea didáctica o un fin pedagógico por parte de un profesor, la posibilidad de desarrollar este tipo de habilidades o destrezas nos permite adaptarnos, no sólo a dificultades de aprendizaje tan graves como el trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH), trastorno del espectro autista (TEA), mutismos selectivos, sino también a otros niños que, aun no teniendo un diagnóstico, tienen ritmos diferentes. No hay dos niños iguales, cada uno es inteligente, sólo que de manera diferente. No podemos tomar a toda la clase por igual.
Estamos en una etapa de transición en la que los estudiantes, los docentes, los institutos, se están acostumbrando a la herramienta de la inteligencia artificial, pero ¿cuál es el rol de los padres en todo este proceso?
Claro, es complicado porque estamos en un momento donde se hacen trampas. O sea, cuando analizamos algunas universidades, la educación sigue pidiendo a los estudiantes que resuman, que rellenen, que completen y que identifiquen. Son procesos cognitivos de orden inferior que la inteligencia artificial es capaz de hacer mucho más rápido. Entonces, cuando pedimos a un niño que se lea un libro y haga una ficha de resumen, si tú le dices al CHAT GPT que, a partir de este título, que seguramente ya está en su base de datos, haga un resumen, lo va a hacer mucho mejor que el niño. Incluso sin faltas de ortografía. Entonces, en este cambio de modelo donde la educación obviamente tiene que cambiar, sobre todo en la manera en la que evalúa el aprendizaje, ya que hay una herramienta que permite hacer trampas para engañar a quien debe evaluar, la familia, en colaboración con la escuela, tiene que entrar en un proceso de análisis ético con respecto a este uso. Por tanto, es complicado porque ni las escuelas todavía entienden la dimensión de esto. Están muy perdidas porque si hace 20 años la frontera era la implementación de internet y tuvo que llegar una pandemia para que se pusieran las pilas con su conectividad, la nueva frontera es la inteligencia artificial.
¿Cuáles son las características del docente moderno?
Ahí sí es verdad que podríamos escribir una tesis doctoral, pero lo ideal sería un profesor que parta de la pregunta y que no termine con la pregunta. Muchas veces terminan con la pregunta en el examen, pero debiéramos de partir de la pregunta. Una pregunta que genere interés, que sea curiosa, que no la puedas responder con Google, sino que sea una pregunta que te obligue a investigar, a conversar y a cooperar con tus compañeros para, entre todos, responder la pregunta. En ese proceso de respuesta, primero hay un entendimiento y una comprensión de la pregunta, luego hay un proceso de investigación para discriminar lo que me sirve y lo que no, desarrollando así el pensamiento crítico. También está la necesidad de cooperar, en el que muchas veces yo solo no puedo con mis habilidades, necesito del resto, para que, a partir de ahí, en una toma de decisiones, yo tenga que trabajar también a nivel emocional, poder comprender, entender, callarme o escuchar para poder crear entre todos algo más interesante. Son los valores sociales que debiéramos perseguir en la escuela. Cuando hablamos del rol del profesor, creo que la clave está en pasar de replicantes de un contenido a agentes de transformación.
¿Qué cambios cree que ocurrirán con la inteligencia artificial en las instituciones académicas?
Sería muy interesante poder seguir aprovechando herramientas que, con inteligencia artificial, pudieran atender de mejor manera la diversidad de cada niño. Es decir, que la experiencia educativa de un adolescente, de un niño, en una escuela donde los obliga a estar durante 15 o 20 años de su vida, sea una experiencia real de preparación para la vida, donde el objetivo no se quede en el contenido per se, sino en el uso del contenido en favor del desarrollo del pensamiento o de la inteligencia humana. A partir de ahí, hay tres grandes retos en este momento como escuela.
- El primero es aprender un uso correcto de la inteligencia artificial y generar procesos de aprendizaje donde el uso sea el correcto, de manera escalonada, con tiempo, vegetativa, en un crecimiento gradual con respecto a un uso real.
- Segundo; generar en nuestros niños un proceso de aprendizaje sobre cómo funciona la inteligencia artificial sería fantástico, sobre todo por su preparación al mundo laboral.
- Y, por último, aprender con inteligencia artificial, ese es el último gran reto. Primero educar sobre el uso, luego entender cómo funciona, para luego implementarla.
Por tanto, que las escuelas empiecen en su proceso de aprendizaje a incorporar herramientas con inteligencia artificial sería fantástico porque es un aliado en el proceso según lo que acabamos de decir.
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