¿Cómo terminar una relación de pareja con una persona violenta?
Aprende a identificar las relaciones violentas para que no seas una víctima mortal más
Salir de una relación con una persona tóxica, violenta o manipuladora no es una tarea fácil. Según una investigación de la University College London y la Binghamton University el tiempo estimado para pasar página y dejar atrás cualquier relación de pareja es de seis a 24 meses.
Al inicio de una relación amorosa todos iniciamos con la expectativa de que va a ser funcional y que con el pasar del tiempo esta se va a prolongar y consolidar, pero en el camino podemos descubrir que no era lo que pensábamos y que esa persona con quien decidimos, en un momento, iniciar una relación, no nos hace bien.
“Cortar con parejas tóxicas no resulta tan fácil como querer hacerlo o decirlo… son sumamente manipuladoras, perseguidoras e instigadoras. 'Cortar' es romper, terminar la relación inmediatamente sientes te hace daño, es alejarte”, así lo afirma la psicóloga y terapeuta de pareja Ana Luna Espaillat (@analuna.psi) a Diario Libre.
Señales de una relación que te daña
La psicóloga Eva Herbert (@eva_herbert) asegura que cada persona debe aprender a identificar cuando algo no anda bien en su relación y comparte seis sentimientos que te muestran que estás en una relación insana.
- Te sientes culpable
- Tienes miedo de perderle
- No confías en esa persona
- Discuten con frecuencia
- Sientes que “necesitas” estar con esa persona
- Las palabras han perdido sentido
Para ampliar la información puedes leer el artículo completo: ¿Estás en una relación poco saludable?
¡Alerta! Estás en una relación poco saludable
La ruptura con una persona violenta
Todas las rupturas amorosas exigen sobrepasar una etapa de duelo, pero cuando la separación es de una persona violenta o posesiva, la profesional de la conducta enfatiza que es vital “tomar distancia y o contacto mínimo un año…”.
Cinco factores que influyen
Varios especialistas coinciden en que la violencia en muchos casos está normalizada dentro de las relaciones o quienes la padecen también tienen otras vulnerabilidades. En este sentido, Ana Luna comparte cinco factores que influyen en que las personas sufran violencia dentro de una relación.
- No observó, no se dio cuenta.
- Probablemente proviene de un hogar en donde el autoritarismo de uno de los padres era ley mientras el otro padre era permisivo.
- Problemas con el apego: ansioso, inseguro o ambivalente.
- Normaliza las conductas vividas en su familia de origen: “eso era normal que papá o mamá eran impredecibles, o explosivos, no expresaban sus puntos de vista… y esto da como resultado: personas sumisas, tolerantes y con debilidades emocionales”.
- Otras veces quieren tomar venganza por cómo le trataron y se mantienen “cerca” buscando la oportunidad de fastidiar, insultar, reprocharle al otro/a el daño que le hicieron.
“Esto no funciona, solo da como resultado que la otra persona, sea mujer u hombre, ejerza “poder” sublime, solapado o abierto sobre ti mismo”.
Errores y recomendaciones
-Terminar es terminar. Cuando se toma la decisión se debe pasar la página y evitar las justificaciones para regresar a la relación que te hace daño, así lo asegura la terapeuta Ana Luna.
-¿Y si hay hijos? En este caso, si hay hijos de por medio, la situación se complica, pero para esto existen mediadores, leyes, ajustes, etc. Que son los aliados y el soporte en este momento.
-Es recomendable acudir a terapia.
- La ayuda de un profesional es vital para empoderar a las víctimas y educar sobre las herramientas para identificar a personas tóxicas, abusivas, narcisistas,
- Además, un profesional puede ayudarte a ser asertivo o asertiva, si vives repitiendo un patrón de relaciones violentas.
- Con un profesional puedes además conocer el valor de estar solo contigo, de hacerse cargo de tu vida, elevar tu autoestima y eliminar los miedos.
- Luego, tranquilos, aparecerán seres capaces de valorar sus cualidades, apreciar su belleza y respetar su individualidad.
Etapas del duelo
Por otro lado, la terapeuta de parejas y psicóloga clínica, Laura Pichardo (@laurarpichardo) comparte el proceso de duelo obligatorio que debe sobrellevar toda persona al tener una pérdida, en este caso, una ruptura amorosa.
“Este proceso es único, cada persona lo vive desde sus propias características de personalidad, desde su forma de abordar sus sentimientos y desde la manera en que afronta las situaciones de conflicto. Es un proceso que necesita ser vivido y construido por cada uno. No enfrentarlo, evadirlo o minimizarlo nos aleja de la posibilidad de hacer un cierre emocional de la relación”, afirma Pichardo.
A continuación, compartiremos las características de cada etapa.
1. Negación. Como su nombre lo indica, esta etapa se caracteriza por la falta de aceptación de la ruptura.
2. Ira. Esta ira llega cuando entendemos que la separación sí es real. Es entonces donde surge la rabia.
3. Negociación. La negociación llega como tercer momento, aquí se alberga cierta ilusión de que sea posible recuperar la relación y se intenta hacer algo para cambiar la situación actual.
4. Depresión. Surge tras percatarnos de que la separación es inminente y no podremos hacer nada para cambiar la realidad. La tristeza y desesperanza caracterizan esta etapa.
5. Aceptación. El duelo concluye con la aceptación, en esta etapa somos capaces de asimilar y aceptar la separación. Aquí se puede hablar o recordar la relación sin el dolor inicial. Y, sobre todo, en este momento somos capaces de buscar los aprendizajes y ganancias de la relación.
La terapeuta de pareja asegura que, como proceso, el duelo no es lineal.
Lucha para no sentir dolor
"Es totalmente natural que las personas experimenten altibajos emocionales. En el proceso de construcción del duelo es normal pasar por momentos de tristeza, rabia, con días en los que aparece cierta esperanza, para luego sorprendernos de vuelta la desilusión. En este camino el dolor es ineludible. Luchar contra él nos aleja de acercarnos al bienestar"
Cada relación de pareja es distinta, así como cada ruptura, y superar la misma dependerá de los recursos emocionales con los que contamos. Según Pichardo, solamente dándonos el permiso de vivir el dolor que viene tras la pérdida podremos sanar la herida que deja la ruptura. Y desde ese proceso de cierre, aceptación y valoración de la relación que existió, podremos abrirnos en el futuro a crear un nuevo vínculo donde fluya de nuevo el amor.