¡Por fin llegó el viernes para no trabajar!
No es "haraganería" si sientes fatiga física y emocional puedes estar bajo los efectos del trabajador quemado
Desde que llega el viernes en la tarde queremos que el tiempo se detenga y que nunca llegue el lunes, quizás la causa sea porque queremos evitar el sentimiento de insatisfacción que causa el trabajar. ¿Es normal? No. Algún tipo de alegría nos debe dar lo que hacemos, más allá de un salario, si no es así, podríamos estar frente a los efectos del Síndrome de Burnout, un trastorno que afecta, en el mayor de los casos, a colaboradores de empresas con culturas tóxicas y que es capaz de llevarte a la depresión y con ella a la muerte.
Para abordar este tema hablamos con Fénix Pérez, coach ejecutiva, gestora y facilitadora de cambios, individual, grupal y corporativo. Ella define al también conocido como Síndrome del Quemado Laboral como un conjunto sintomático que desgasta a la persona por estrés en el empleo; siendo las poblaciones profesionales más vulnerables las que tienen perfil vocacional y personal, las de perfil dependiente o conformistas.
Para describir los síntomas los divide en tres grandes grupos: el primero incluye la fatiga física y emocional, abriendo paso a muchas manifestaciones, como dolores de cabeza o falta de sueño, las personas alérgicas presentan mayor activación de estas señales; ausentismo físico e intelectual, ataques de pánico, baja autoestima, agresión y torpezas. El segundo gira en torno a la despersonalización, que trae consigo cinismo frente a los públicos de la empresa con los que tiene contacto; falta de empatía al dar el servicio y por tanto una disminución significativa de la calidad.
El tercer grupo de síntomas se orienta a la falta de realización dentro y fuera de la estructura laboral. Aquí se rompe el sentido de pertenencia y se hacen comunes las frases como “yo no quiero estar aquí” y “no me interesa este puesto”, también abundan las solicitudes de cambio de departamento pero ya no será por satisfacción, y terminará renunciando o la empresa lo despedirá.
“No todo el que padece el síndrome presenta todos los síntomas”, aclara la experta, mientras advierte que deben considerarse las manifestaciones distribuidas en estos grandes grupos.
La tarea de determinar las causas es una responsabilidad que recae tanto en el empleado vulnerable o afectado, como en el empleador. ¡Ambas partes salen perdiendo! Y no hay que esperar mucho, su daño es a corto plazo. Entre las más comunes están las largas jornadas de trabajo; si eres uno de estos, debes saber que hay parar antes de que no haya remedio; pero si eres el supervisor de un empleado así, o creas esas condiciones, estás enfermando tu entorno, propiciando un desgaste por el que tendrás que pagar con bajas laborales o intelectuales. Otro de los factores que dan origen al trastorno son las muchas responsabilidades sobre una sola persona, grandes entregas y grupos bajo su responsabilidad. También los sistemas burocráticos, que sobrecargan de trabajo y destruyen el programa de organización del individuo, generan estrés y excesos de tareas que hacen que los colaboradores se lleven trabajo a su casa o se queden en la estructura laboral para hacerlas.
“Hay que atrapar el Burnout antes de que te posea. Te puede destruir y no será un tema de un coach sino una patología psiquiátricamente medicable”.