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Haciendo las paces con mis vecinos mayores

¿Cómo cerrar la brecha generacional?

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Haciendo las paces con mis vecinos mayores
El prejuicio hacia otras generaciones surge si has tenido alguna mala experiencia o repetidas malas experiencias con un representante de dicha generacio´n. (SHUTTERSTOCK)

El otro día escuchaba en un podcast a una de las presentadoras expresarse sobre la generación de los millenial de esta manera: “Son personas poco comprometidas que se caracterizan por su dejadez”. Y otros adjetivos no muy agradables, que llamaron mi atención. Me sentí juzgada. Y yo no soy millenial, aunque sí creo que soy un alma de esa generación atrapada en el cuerpo de una cincuentona.

Acostumbrada por mi entrenamiento en Mindfulness a explorar mis sentimientos desagradables y averiguar qué hay detrás de ellos, me detuve un poco a observar por qué me había sentido juzgada y hasta cierto punto enojada por sus palabras. Descubrí, como todo aquello que causa revuelo en tu corazón, que tenía que ver conmigo y no con la opinión de la anfitriona del podcast.

Recordé que cuando mi esposo y yo compramos el departamento donde vivimos ahora, no me agrado´ mucho la noticia de que todos los demás propietarios eran personas mayores de 65 años. Decreté que iba a tener muchos problemas porque tengo ese prejuicio instalado en mi psiquis de que “a los viejos todo les molesta”. Sentía una sutil preocupación a la que en ese momento no le presté mucha atención, que dejé pasar, enterrándola en el subconsciente. Hasta que escuché el podcast y eso me hizo reflexionar.

Luego de indagar en mi interior, recordando y haciéndome las preguntas correctas y sin miedo, llegué a una conclusión. Descubrí que sentía prejuicio hacia tener vecinos Baby Boomers.

El prejuicio hacia otras generaciones surge si has tenido alguna mala experiencia o repetidas malas experiencias con un representante de dicha generación. También, por la tendencia del ser humano de querer amoldar al otro de acuerdo con cómo percibe el mundo y la resistencia de aquel que no quiere ser cambiado. Ejemplos: Mi jefe no contrataría jamás a un millenial y la anfitriona del podcast no los entiende, y yo preferiría vivir rodeada de personas jóvenes, por citar varios ejemplos.

Entonces, ¿cómo cerrar la brecha generacional?

  • Una comunicación sólida: lo primero y más importante es la comunicación efectiva sin miedo al rechazo. Esto tiene que venir de ambos lados. La generación más joven necesita presentar sus ideas y la generación de más edad debe aceptar dichas ideas sin juzgar demasiado.
  • Respeto a las opiniones de los demás: está perfectamente bien estar en desacuerdo, pero al menos deberíamos estar de acuerdo en estar en desacuerdo y respetar las opiniones de los demás sobre este asunto.
  • Evitar la inercia: dejar a un lado esa resistencia que tenemos por aprender algo nuevo.
  • Priorizar la relación por encima de las diferencias: entender, aceptar y acomodar.

En cuanto a mi decreto de tener una vecina entrada en edad, que encarnara todo lo que me preocupaba, les cuento que se hizo realidad. ¡La ley de la atracción no falla! No puedo hacer nada para cambiar su forma de pensar y de ser, pero sí puedo hacer algo con las respuestas que tengo antes sus reacciones. Y aunque tratar de practicar lo que promuevo -ser amable, empática, solidaria y asertiva- se hace bien difícil en este caso, lo tomo como un aprendizaje.

Aprovechando que estamos hablando de los vecinos, me tomo la libertad de incluirles mi nuevo decreto:

Los residentes de este edificio son personas:

Amables. Siempre tienen una sonrisa y un saludo, a pesar de los días malos que todos podemos tener. No existen las quejas ni las críticas, sino las soluciones o un ¿puedo ayudarte con algo?

Empáticos. Saben que en este lugar habitan personas diferentes, con distintas edades y por tanto con distintos retos. Si hay algún conflicto, se resuelve en el sofá de uno de los hogares con una taza de café y una actitud abierta y conciliadora, sin señalar a nadie.

Comunicativos. La comunicación es asertiva, no escurridiza. Se hace cara a cara, sin dejar notas sin firmas en las áreas comunes o en la puerta del edificio. Todo lo que involucre a cada habitante se hace en consenso y se comunica a tiempo.

Este lugar es un refugio seguro para las mascotas, los niños inquietos, los jóvenes soñadores y distraídos, las personas mayores y los que salen a trabajar todos los días haciendo malabares entre todos sus roles.”

Siéntanse libres de compartirlo con sus vecinos. Les abrazo en atención plena,

TEMAS -

Es mentora de mindfulness de líderes y emprendedores.