Se trata de que nos entiendan
Como en un folletín antiguo, dejamos en suspenso la semana pasada el melodrama de los dos puntos. Hoy llegaremos al final apuntando un uso, o abuso, de los dos puntos que debemos desterrar de nuestros escritos. Es muy importante tener siempre presente que los signos de puntuación nos ayudan a situar los límites entre las unidades que forman un texto. Sirven, por tanto, como organizadores de lo que escribimos: ponen las cosas en su sitio.
Si los empleamos mal, esta función delimitadora se difumina y provoca el efecto contrario: los signos de puntuación mal usados pueden entorpecer e, incluso, tergiversar la lectura. Así también sucede con los dos puntos cuando abusamos de ellos, es decir, cuando los incluimos varias veces en el mismo enunciado. Imaginen una frase como la siguiente: *La excursión incluye varias opciones: visitas culturales: museos, exposiciones, sitios históricos, y actividades al aire libre: senderismo, acampada, observación de aves. Los primeros dos puntos nos indican que se van a exponer las opciones que nos ofrece esta excursión, pero, a partir de ahí, todo parece en el mismo plano, no sabemos dónde empieza una cosa o dónde termina. Esta sensación la produce la acumulación de comas y de dos puntos, que, en lugar de ayudar a aclarar, confunde. Prueben a usar solo los primeros dos puntos de introducción y a no recurrir a ellos en el mismo enunciado. Disponen de muchas opciones para lograrlo y el resultado será más claro. ¿Qué tal así? La excursión incluye varias opciones: visitas culturales a museos, exposiciones o sitios históricos; actividades al aire libre, como senderismo, acampada, u observación de aves. ¿O así? La excursión incluye varias opciones: visitas culturales (museos, exposiciones, sitios históricos) y actividades al aire libre (senderismo, acampada, observación de aves).
Se trata de que nos entiendan. Los signos de puntuación no deben dificultar la comprensión de nuestro mensaje; deben ayudar a que nuestro mensaje se comprenda mejor.