Otra yagua vieja
Tratamos la semana pasada de la abundancia en nuestra expresión diaria de expresiones con palabras españolas que copian estructuras del inglés. A ellas se suman los falsos amigos, lingüísticos, se entiende. Como en la vida misma, pasan desapercibidos para la mayoría de los hablantes. Dos palabras se parecen entre sí en su forma, a pesar de pertenecer a lenguas distintas; por ejemplo, el verbo español pretender y el inglés to pretend. Cada uno tiene en su lengua sus significados propios, pero su parecido provoca cruces de significados.
Nos valemos del Diccionario de la lengua española y encontramos que el español pretender significa ‘querer conseguir algo o hacer diligencias para conseguirlo’; de ahí también su acepción de ‘cortejar una persona a otra’. Una pretensión o una pretendencia es la aspiración a conseguir algo, incluso si es ambiciosa o desmedida. El que pretende es el pretendiente o la pretendienta, también si aspira a un cargo público o a un noviazgo. Somos pretenciosos o pretensiosos cuando, con pretenciosidad, nuestras aspiraciones van más allá de la realidad. En este repaso por pretender y su hermosa familia no hemos encontrado por ninguna parte el significado actual del verbo inglés to pretend, que, a grandes rasgos, se refiere a ‘fingir, simular’. Sin embargo, en nuestra conversación cotidiana encontramos con demasiada frecuencia la expresión *pretender ser alguien más (pretend to be someone else), sin duda originada en la confusión que produce la falsa amistad entre pretender y to pretend. Lo correcto en español sería fingir o simular ser otra persona. Y sí, en esa expresión se cuela otro anglicismo: el inglés else significa a veces ‘otro’ y no es correcto traducirlo, como tantas veces se hace, por ‘más’.
No siempre la angliparla es tan evidente como nos gustaría; a veces nos acecha detrás de cualquier yagua vieja.