Huir de una coma
La llaman la coma asesina; también la coma criminal. Una coma que se ha granjeado estas denominaciones debe, por lo menos, preocuparnos. Dramas ortográficos aparte, siempre nos viene bien aprender en qué consiste para huir de ella en nuestros textos. La coma es un signo de puntuación cuyo uso esencial es delimitar o separar elementos dentro de un enunciado. El verdadero problema empieza cuando la utilizamos para separar elementos que no deben estar separados.
El sujeto y el verbo de una oración están estrechamente vinculados y la concordancia en número y persona se encarga de que esta relación sea invulnerable: La ciudad crece desordenadamente/Las ciudades crecen desordenadamente. La coma no debe meterse en medio. Cuando el sujeto es corto, como el del ejemplo, no solemos equivocarnos. Los problemas empiezan cuando un sujeto extenso o complejo nos hace perder de vista esta relación gramatical.
Imaginemos una oración en la que el sujeto sea largo: Las ciudades que no prestan atención a las necesidades de sus habitantes crecen desordenadamente. Con independencia de su extensión, no podemos cometer el error de separar sujeto y verbo con una coma: *Las ciudades que no prestan atención a las necesidades de sus habitantes, crecen desordenadamente.
La complejidad del sujeto puede consistir también en estar formado por varios elementos: Las ciudades, los barrios, los asentamientos crecen desordenadamente. Cada uno de estos elementos (ciudades, barrios, asentamientos) tiene el mismo nivel en la oración; su unión no depende de ninguna partícula, sino que está señalada por una coma. La presencia de estas comas exige que prestemos atención y evitemos la coma tras el último sustantivo de la enumeración, la temida coma asesina: *Las ciudades, los barrios, los asentamientos, crecen desordenadamente.
No olviden que hay comas obligatorias, que hay comas opcionales y que hay algunas comas de las que conviene huir como de la peste.