Enfermos de angliparla
A veces la línea entre la corrección o la incorrección en el uso de la lengua es muy sutil; tan sutil que podemos llegar a creer que estamos hablando o escribiendo correctamente en español cuando, en realidad, no es así. Es notoria nuestra pobreza léxica cuando embutimos anglicismos injustificadamente. Sin embargo, otros usos que no llaman tanto la atención denotan también poco conocimiento de la lengua española. La Fundéu BBVA lo ha diagnosticado en estos días: sufrimos de angliparla. Esta palabra procede la composición formada por el elemento compositivo anglo-, ‘inglés’, y del verbo parlar, que curiosamente suma a la acepción de 'hablar' el hecho de que sea mucho y sin sustancia. Y no, la Fundéu no se ha inventado la palabreja. Está incluida en el Diccionario de la lengua española desde 1983 con la acepción ‘lenguaje de quienes emplean voces y giros anglicados, hablando o escribiendo en castellano’.
Las préstamos crudos son más llamativos; los giros pasan más desapercibidos, pero basta que prestemos atención para descubrir que los hay «por pipá». Cuando decimos *Déjame saber si nos reunimos mañana podemos creer que estamos hablando en español, pero, en realidad, estamos usando una estructura del inglés maquillada de español. En español podemos decir Avísame si nos reunimos mañana. Algo similar ocurre con contorsionismo de *Llámame para atrás frente a la naturalidad de Devuélveme la llamada.
La abundancia de este inglés maquillado dice mucho, y no bueno, de nuestras carencias de lectura, del nivel de nuestra formación en lengua española y de la consideración en la que tenemos a nuestra lengua materna. Cada día tiene más sentido que enseñemos a valorarla como se merece. Y recuerden, en español las cosas *tienen sentido, no *hacen sentido.