Se respira democracia en el sur durante las elecciones
Los colegios electorales de esta zona humilde del país funcionaron con normalidad y civismo
Las elecciones no son solo en la capital, se celebran de norte a sur y de este a oeste de República Dominicana. El voto es importante en todas las localidades, pero en algunas el panorama es completamente distinto al que se encuentra en zonas acomodadas del país.
La escuela primaria Juan Pablo Pina, ubicada en San Cristóbal, es un ejemplo. Su humilde entrada, sin lujos ni comodidades, da inicio a un recinto que alberga nueve colegios electorales. Allí, las zonas de votación se encuentran en unas aulas ubicadas alrededor de un patio interior en mal estado: con basura y objetos rotos en el suelo. Las paredes son naranja, de una pintura que está desgastada, y las urnas de cartón no rompen la estética del edificio, como pasa en Piantini o en Naco, en el Distrito Nacional.
En la escuela primaria Juan Pablo Pina, una urna de cartón pasa desapercibida. Al igual que los censados: gente humilde, normal. Ellos votan en un colegio lleno de escombros a unos candidatos que lo hacen en sitios donde el cartón resalta por su poca elegancia.
Ambiente pacífico
El día transcurre con total normalidad. El calor no ha impedido que la gente se acerque a ejercer su derecho y las urnas se ven medio llenas. En algunas aulas, algunas personas hacen cola para votar. Otras están vacías. El ambiente es agradable, el de un país que ya empieza a acostumbrarse a elegir soberanamente a sus representantes.
El sol, contra los votantes
Un poco más allá, se encuentra el colegio Manuel María Valencia, con 11 colegios electorales. En San Cristóbal no hay ni una nube y el sol aprieta. Jeny Brito, de la Cruz Roja, se encuentra junto a sus compañeros descansando bajo la sombra de un árbol. "Hemos atendido a 6 personas por golpes de calor y mareos", explica a Diario Libre.
En este centro de votación no se ve mucha gente. Ya son casi las tres de la tarde y muchas personas ya han votado. Las urnas se ven a tres cuartos de su capacidad y el calor no invita a salir de casa.
En Baní los perros quieren votar
El reloj marca las cuatro de la tarde, eso significa que solo queda una hora para que cierren los colegios electorales.
Aún hay personas que se acercan a votar, aquellos que no han podido hacerlo por la mañana. En el Ayuntamiento de Baní parece que los perros también quieren votar, se encuentran tendidos en el suelo, a las puertas del ayuntamiento, como esperando los resultados para ver qué presidente les toca esta vez. La mayoría de ellos, a lo largo de sus vidas, solo ven gobernar a tres o cuatro presidentes.
Allí hay 12 colegios electorales y se encuentran unos pegados a otros, muy juntos. Como en los demás, el orden y el buen ambiente es la dinámica principal. Los centros de votación funcionan bien y las urnas se ven casi llenas.
Cerca del Ayuntamiento de Baní se encuentra el liceo Francisco Gregorio Billini, que acoge 11 colegios electorales. Este se ve en mucho mejor estado. Las personas entran y salen con prisa, pues solo queda media hora para que terminen las votaciones. En una de sus paredes se ve escrito: "En este centro educativo se está implementando el 'modelo de gestión de calidad'". Qué ilusión le haría al pueblo dominicano ver ese cartel en el parlamento o en el Palacio Presidencial. Queda media hora para el cierre de las urnas y lo que quieren los ciudadanos es un gobierno de calidad.
De camino a Azua, un ejército de carros
De camino a Azua, a las cinco de la tarde, un ejército de carros viaja en sentido contrario en dirección a Baní. Las mesas electorales ya han cerrado y la gente vuelve a sus casas para preparar la cena, encender el televisor y ver los resultados de las elecciones.
Tras diez horas de votaciones, más que suficientes, la gente cambia de actitud. Durante el día resalta la iniciativa: los dominicanos salen de sus casas para elegir su futuro. Cuando se acerca la noche es distinto: la iniciativa se convierte en incertidumbre. ¿Quién ganará?
Los que no van a sus casas se reúnen alrededor de los colegios electorales, invadidos por la curiosidad de saber quién ganará en su zona. Algunos, los que ya tienen experiencia en otras elecciones, se instalan con sus sillas de camping a la espera de los resultados.
Son las 5:30 p.m. y faltan tres horas para el primer resultado de la JCE. El día de elecciones en el sur del país es pintoresco, humilde, pero de igual manera democrático.
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