Paul Watson, el polémico e incansable defensor de las ballenas
Entre sus tácticas combativas incluía embestir barcos balleneros, lanzar aparejos para bloquear sus hélices y abordar las embarcaciones
Tras más de cinco décadas dedicado a luchar contra la caza ilegal de ballenas, el activista ambiental canadiense Paul Watson pasó buena parte del año 2024 en prisión preventiva en una cárcel groenlandesa reclamado por la Justicia japonesa, hasta que en diciembre fue puesto en libertad por las autoridades danesas.
Este fue tan solo el último episodio de una larga lista de procesos judiciales, detenciones y condenas a las que Watson, de 74 años, se ha enfrentado a lo largo de su carrera debido a sus polémicos métodos a la hora de proteger la vida salvaje en los océanos.
Nacido en Toronto (Canadá) en 1950, su compromiso con la defensa del medio ambiente le llevó desde muy joven a unirse a las protestas antinucleares a finales de los años 60 del siglo pasado.
En 1969 fundó junto a un grupo de activistas la asociación antinuclear "Don't Make a Wave Committee", el embrión del movimiento que dos años más tarde se convertiría en la organización ecologista Greenpeace.
Watson, partidario de la acción directa, terminó decepcionado con la estrategia de protestas pasivas de Greenpeace y en 1977 abandonó esta organización para fundar la Sea Shepherd Conservation Society (SSCS).
Esta nueva organización ecologista se hizo famosa por sus tácticas combativas a la hora de frenar las matanzas de ballenas, que incluían embestir barcos balleneros, lanzar aparejos para bloquear sus hélices y abordar las embarcaciones.
Gracias a estas controvertidas acciones, divulgadas en la serie de televisión estadounidense "Whale Wars" (la guerra de las ballenas), Watson se ganó la admiración del gran público, aunque también fue tachado de "ecoterrorista" y recibió las críticas de quienes no están de acuerdo con sus métodos, entre ellos la propia Greenpeace.
El activista canadiense fue arrestado en varias ocasiones y tuvo que enfrentarse a procesos legales abiertos contra él por las autoridades de Estados Unidos, Japón, Canadá, Noruega y Costa Rica.
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No obstante, también recibió numerosos galardones por su labor en defensa de las ballenas, entre ellos el premio Génesis en 1998 por su trayectoria, el premio a la Paz de la Amazonía, otorgado en 2007 por el presidente de Ecuador, y el Premio Julio Verne concedido en 2012, un año después de que lo recibiera el célebre oceanógrafo Jacques Cousteau.
En el año 2000 la revista Time lo nombró uno de los 20 principales héroes medioambientales del siglo XX y dos años más tarde fue incluido en el Salón de la Fama de los Derechos de los Animales de Estados Unidos.
Watson decidió abandonar la SSCS en 2022 y crear la Fundación Capitán Paul Watson (CPWF), con la que lanzó varias campañas para frenar la caza ilegal de ballenas y delfines en el Atlántico Norte y el Pacífico mediante el uso de la "no violencia agresiva y la intervención directa".
Su ideario está resumido en una frase suya que aparece en la web de su fundación: "Vamos adonde otros temen ir, no importa cuán hostiles o remotos sean los mares, no importa cuán formidable sea la oposición, porque si no lo hacemos, la vida en los mares muere y si el océano muere, nosotros morimos".