Las crecientes sequías alientan el boom del pistacho en España
El pistachero es un árbol resistente que está adaptado a un clima marcado por la sequía y las áridas temperatura
Hace veinte años, Miguel Ángel García cultivaba viñas y cereales, como hicieron su padre y su abuelo. Pero este agricultor del centro de España se dedica ahora al pistacho, un fruto que considera "más rentable" frente a unas sequías que se multiplican.
A la cabeza de una explotación de 26 hectáreas en el municipio de Manzanares, en la región de Castilla-La Mancha, este arboricultor de 58 años recoge cada año entre 10 y 20 toneladas de este fruto seco con cáscara, que vive un boom en el país.
"Planté mis primeros pistachos en 2007", cuenta mientras revisa una fila de árboles cubiertos de racimos rojizos. "El vino y los cereales ya no eran viables (...) Si no hubiera hecho el cambio, no habría podido vivir de mi explotación", continúa.
En la parcela pedregosa que tiene detrás, un tractor sacude el tronco de un pequeño árbol que está rodeado de una extensa tela en forma de paraguas. Con dos golpes secos, casi todos los frutos caen en la máquina.
El pistachero es un "un árbol resistente", explica García mientras ve alejarse el tractor. Pero, especialmente, "está adaptado al clima que hay aquí", marcado por la sequía, las áridas temperaturas en verano y los periodos fríos durante el invierno, afirma.
Fuerte demanda
Como él, muchos agricultores españoles, país europeo en primera línea frente al cambio climático, han optado por este cultivo originario de Irán. Este interés se centra especialmente en Castilla La-Mancha, Andalucía, en el sur del país, y Extremadura, en el suroeste, regiones que sufren una creciente falta de agua.
La superficie de pistachos "crece al ritmo de 5,000 o 10,000 hectáreas cada año", relata Mario González-Mohíno, ingeniero agrónomo y director de la página especializada Pistacho Pro. Este fruto procede de "regiones desérticas", por lo que está mejor adaptado a la nueva situación climática, añade.
Según el ministerio de Agricultura, las tierras dedicadas a este fruto seco se multiplicaron por cinco en siete años, para alcanzar las 80,000 hectáreas. Esto convierte a España en el primer país de Europa en términos de superficie para el pistacho, y el cuarto del mundo, solo por detrás de Estados Unidos, Irán y Turquía.
La producción, sin embargo, es "aún limitada", con alrededor de 9,000 toneladas al año, "pero va a aumentar rápidamente porque la gran mayoría de las parcelas todavía no han entrado en producción", ya que generalmente los árboles empiezan a poder explotarse a partir de los siete años, precisa González-Mohíno.
Para Joaquín Cayuela Vergés, secretario general de la cooperativa agrícola Pistamancha, este boom apenas está arrancando. "La demanda es fuerte, se trata de un sector dinámico", considera este empresario mientras pasan ante él montones de pistachos recién recogidos.
En Pozuelo de Calatrava se clasifican, pelan y secan los frutos recogidos por los 51 miembros de la cooperativa.
Este proceso resulta esencial para Pistamancha, que comercializa el 90% de su producción en Europa, especialmente en Francia y Alemania, a un precio que oscila entre los 10 y los 11 euros (11-12 dólares) el kilo.
Paciencia
En pleno crecimiento, la cooperativa arrancó la construcción de una flamante nueva fábrica que costará cinco millones de euros (unos 5,60 millones de dólares) en la que podrá tratar "un millón de kilos" de pistachos por año, precisa Cayuela Vergés, que considera indispensable anticiparse al boom del sector.
Una superproducción de pistachos podría perturbar el mercado y suponer una bajada de los precios, pero desde el sector todavía ven ese riesgo como poco probable, ya que los pistachos "made in Spain" todavía están lejos de satisfacer la demanda, tanto en España como en Europa.
"La mayoría de los pistachos aquí son importados", sobre todo de "Estados Unidos", recuerda Mario González-Mohíno, quien considera que los productores de la península tienen "buen futuro", aunque "hay que ser lúcido" para gestionar las expectativas.
"Mucha gente cree que se va a hacer rica" con el cultivo, pero "cuando uno planta pistachos, tiene que saber que no va a recibir nada de dinero durante varios años", hasta que los árboles "empiecen a dar fruto", alerta Miguel Ángel García.
"Yo he tirado 15 años invirtiendo" en este cultivo y "es ahora cuando puedo empezar a amortizar lo que he gastado y a tener una renta que me permite vivir", explica. "El pistacho es un cultivo de mucha paciencia", agrega.