El agua en República Dominicana
Una política nacional del uso del agua debe comprender una serie de etapas esenciales que constituyen los peldaños de una escalera bien equilibrada
No existe en el mundo ningún recurso natural tan imprescindible para la vida y el bienestar, como tampoco existe ningún otro recurso en que tan alegremente se haya pasado del uso al abuso, de la conservación a la degradación desconsiderada, de la gestión coherente a la política demencial de la ganancia inmediata.
El agua está presente en la mayor parte de las actividades del comportamiento humano.
En sus necesidades más elementales como la bebida o la higiene, así como en el conjunto de sus progresos técnicos y sociales fundamentales que cubren campos tan amplios como la agricultura, industrias, recreación, comunicación, generación hidroeléctrica, etc.
Una política nacional del uso del agua debe comprender una serie de etapas esenciales que constituyen los peldaños de una escalera bien equilibrada. La primera etapa es el conocimiento de los recursos, tanto en cantidad como en calidad, y su variabilidad en el tiempo y en el espacio. Este conocimiento debe cubrir tanto los recursos superficiales como los subterráneos, los actuales y los potenciales, los asegurados en presas y los aleatorios. También hay que conservar, en esta etapa, las interacciones del agua con el medio ambiente físico o ecológico. En efecto, la cantidad y la naturaleza de los recursos hídricos están íntimamente ligadas a la gestión de otros recursos colaterales como el suelo, los bosques, los humedales, cuya explotación afecta directa o indirectamente el comportamiento de los recursos hidráulicos. Por ejemplo, es bien sabido, pero mal aplicado el hecho que en la tabla de árboles en las cuencas altas de los ríos contribuye a incrementar los volúmenes de sedimentación, reducir la cantidad de agua en estiaje e incrementar el azolvamiento de los embalses.
En un día como hoy 22 de marzo se celebra el día mundial del agua y es propicio tener presente que sin agua no hay vida posible, que el agua es un recurso preciado, indispensable a toda actividad humana, que los recursos de agua dulce son agotables y que, por lo tanto, es indispensable preservarlos, controlarlos, y si es posible acrecentarlos. Que alterar la calidad del agua es perjudicar la vida de los seres vivos que del agua dependen. Que el mantenimiento de la cobertura vegetal adecuada es esencial para la conservación de los recursos hídricos de nuestro país.
Al celebrar hoy el día mundial del agua debemos tener presente que el nivel de desarrollo social al que aspiramos como país requiere del acceso a agua potable y saneamiento en condiciones de cantidad, calidad y oportunidad, así como de un correcto aprovechamiento de nuestros recursos hídricos en sus distintos fines, que todos debemos aportar para construir un mínimo común compartido, integrando acuerdos, ponderando distintas miradas, sea públicas o privadas, académicas o de la sociedad civil, de hacer un máximo esfuerzo para garantizar que las futuras generaciones dispongan de agua para la vida.