Fragilidad e incertidumbre marcaron la gestión del agua en 2022
El 40 % de la población mundial se ve ya afectada por la escasez hídrica
El año que ahora termina ha mostrado con más claridad que nunca la fragilidad e incertidumbre que rodean a la gestión del agua, un recurso que "puede ser fuente de conflicto pero también de cooperación", de acuerdo con el secretario general de la ONU, António Guterres.
La sequía severa que este verano, que afectó a un 64 % del territorio de la Unión Europea e incluyendo varias zonas donde no suele haber problemas de disponibilidad de agua, ha puesto sobre alerta a gobiernos e instituciones como el propio Europarlamento, donde el experto del Centro de Investigación Conjunta de la UE, Andrea Toreti, alarmaba recientemente a los eurodiputados con un augurio preocupante.
"Si no se aplican acciones de mitigación", las sequías extremas como las vividas en 2022 se prolongarán "casi cada año" en 2043 según la predicción de Toreti, que enumeraba los sectores "clave" afectados en el Viejo Continente este verano: la agricultura, el transporte fluvial, la generación eléctrica o los ecosistemas en deltas fluviales, si bien "todo el planeta está en riesgo de sequía" en realidad.
Prueba de ello son los problemas generados por la falta de disponibilidad hídrica en otras regiones como Centroamérica o, aún peor, en el Cuerno de África, donde según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) se registró en 2022 la peor sequía de los últimos cuarenta años.
Así, cuatro años consecutivos sin estación de lluvias "han secado las fuentes de agua, han arrasado los cultivos y han provocado la muerte de ganado" en esta zona del este de África, según uno de los últimos análisis de ACNUR, que alertó de la "hambruna severa" a la que se enfrenta una población de unos 18,4 millones de personas.
Son informaciones dramáticas que se suman a otros datos que maneja la ONU, como que el 40 % de la población mundial se ve ya afectada por la escasez hídrica mientras que “el 80 % de las aguas residuales se vierten sin ser tratadas en el medio ambiente y más del 90 % de los desastres (naturales) están relacionados con el agua", según enfatizó Antonio Guterres.
El mundo, ha advertido el máximo mandatario de esta organización internacional, "se enfrenta a una reducción de recursos de agua potable del 30 % para 2030”.
Y ello a pesar de que el asunto ha sido el centro de diversas conferencias nacionales e internacionales, como la IX edición del Foro Mundial del Agua, donde se aprobó la llamada 'Declaración de Catar', que exige garantizar la disponibilidad del recurso, así como un financiamiento adecuado para ello basado en una "gobernanza inclusiva" y reforzada por la cooperación.
En Estocolmo, la Semana Mundial del Agua reunía a actores públicos y privados para poner el foco en los siete informes elaborados sobre el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) número 6, que se refiere al agua y el saneamiento.
El ODS 6 analiza los datos acerca de la relación entre agua, comida, salud y cambio climático, incluyendo el examen del uso de aguas residuales o la colaboración transnacional, entre otros puntos.
Otro ejemplo ha sido el convenio anunciado durante la Conferencia de la ONU sobre Biodiversidad (COP15) en Montreal, que subraya la necesidad de proteger el 30 % de la superficie del planeta para preservar la biodiversidad, incluida la fluvial, la lacustre y la marina, en 2030.
En cuanto a 2023, entre otros foros aportará uno de especial interés: una conferencia impulsada por las Naciones Unidas y específicamente dedicada al tema, que se desarrollará entre el 22 y el 24 de marzo de 2023 en Nueva York (EEUU).
En esta conferencia se tratará la promoción de proyectos de fomento y cooperación de las alianzas internacionales en el sector y se revisará la resolución específica aprobada por la Asamblea General en 2018.