Abogan por mayor inversión a soluciones basadas en la naturaleza para garantizar seguridad hídrica
La ONG The Nature Conservancy citó la importancia de integrar lo natural con las “infraestructuras grises”
Garantizar la seguridad hídrica en los países de América Latina y el Caribe requiere que las inversiones destinadas al sector agua abarquen la “parte verde” o las soluciones basadas en la naturaleza: reforestación, manejo adecuado de las cuencas, mejores prácticas agrícolas y cuidado de los suelos.
Sobre este último aspecto habló en detalle Hugo Contreras, director de Seguridad Hídrica para América Latina de la organización sin fines de lucro The Nature Conservancy y representante de la Alianza Latinoamericana de Fondos de Agua, al señalar que los procesos de cambio de uso de suelos que se han dado en la región han conllevado cambios en los bosques y selvas por áreas ganaderas, lo que, a su juicio, “facilita el trabajo a los desastres naturales”.
“Los países hemos resuelto el tema de agua siempre con concreto u hormigón: una presa, un acueducto o una planta de tratamiento (infraestructuras grises); son necesarias hasta cierto punto, pero hay muchas cosas que deben suceder para que funcione”, manifestó Contreras durante una entrevista concedida a Diario Libre.
Abogó por que las instituciones financieras internacionales y las de cooperación de los países desarrollados incluyan en sus portafolios de inversión al sector agua un 20 o 25% a las soluciones basadas en la naturaleza, puesto que sin ellas “las infraestructuras grises se van a caer.
En ese sentido, explicó que The Nature Conservancy realizó en Ecuador un estudio sobre este punto. “Demostramos que, por cada dólar invertido en soluciones basadas en la naturaleza, el retorno de esa inversión era el doble. Cada vez hay más evidencia de que estas soluciones son necesarias, no van a sustituir a las soluciones grises, pero si las van a complementar y nos van a dejar un portafolio que nos permita adaptarnos mejor al cambio climático”, añadió Contreras.
Con lo expresado por Contreras coincidió Carlos García, director de The Nature Conservancy en República Dominicana, quien añadió que en el país se han visto programas de reforestación, sin embargo, estos deben ir más allá.
“Para cerrar el círculo hay que ver qué se siembra, cómo y cuándo se siembra, además de la distribución, etc. Tenemos que tener la ciencia como soporte para orientarnos en la toma de decisión informada y que eso ayude a los criterios para mantener las operaciones en otras áreas”, añadió.
Hugo Contreras instó a los gobiernos a no pensar en las estructuras grises para “llevar el agua de donde hay a donde no hay, eso es económicamente inviable. No pensemos en que un acueducto puede tener 800 kilómetros, pensemos que podemos manejar nuestras cuencas con todo el conocimiento que tenemos, organizándonos con políticas públicas adecuadas, con plataformas de colaboración público y privada y educación”.
El rol de los fondos de agua
Tanto García como Contreras coincidieron al describir los fondos de agua como instrumentos empleados para incidir en las cuencas hidrográficas que abastecen a las principales ciudades y centros urbanos de la región.
“Los fondos de agua se enfocan en líneas de trabajo vinculados a la educación ambiental, tratamiento de agua, reforestación, resoluciones que fortalezcan la gestión de recursos hídricos”, indicó.
Pese a que los especialistas resaltaron la importancia de estos instrumentos, a la vez admitieron las dificultades para formar otros fondos de agua en el Caribe, en donde actualmente hay solo dos y se encuentran en República Dominicana, situación que atribuyen a la falta de voluntad o de alineación entre el sector público y privado.
Durante el mes de noviembre The Nature Conservancy y la Alianza Latinoamericana y el Caribe de Fondos de Agua realizaron varias actividades en pro de la seguridad hídrica. Una de ellas fue un encuentro con empresarios dominicanos para introducirlos a la importancia de la restauración de las cuencas para la seguridad hídrica de las ciudades y explicar el retorno de la inversión en reconstruir los ecosistemas productores de agua.