Dos satélites de prueba de la misión lunar china no logran alcanzar la órbita prevista
No lograron entrar en la órbita designada debido a una anomalía
Dos satélites chinos de prueba destinados a la Luna no lograron entrar en la órbita designada debido a una anomalía en la etapa superior del cohete Larga Marcha-2C que los transportaba, denominada Yuanzheng-1S, informaron este viernes medios locales.
Los artefactos, bautizados como DRO-A y DRO-B, despegaron el miércoles a las 20.51 hora local (12.51 GMT) desde la provincia de Sichuan.
El cohete funcionó con normalidad en sus dos primeras etapas, pero la etapa superior Yuanzheng-1S presentó un problema durante el vuelo, impidiendo que los satélites alcanzaran la órbita lunar lejana prevista, según el Centro de Lanzamiento Satelital de Xichang, citado por el diario hongkonés South China Morning Post.
El organismo indicó que se están llevando a cabo las labores pertinentes para abordar la situación de los satélites.
Esta misión, impulsada por la Academia de Ciencias China, tenía como objetivo probar tecnologías clave de comunicación láser en el espacio profundo, consideradas esenciales para los planes a futuro del país asiático en materia espacial.
Los satélites DRO-A y DRO-B iban a trabajar en conjunto con un tercero, DRO-L, ya situado en órbita terrestre baja, para desarrollar técnicas de navegación basadas en láser entre la Tierra y la Luna.
El empleo de la órbita lunar distante y retrógrada (DRO) se ha vuelto de gran interés para China y otros países, ya que ofrece una posición estable y ventajosa para futuras estaciones espaciales lunares o misiones de exploración.
Si bien no se han revelado detalles sobre el fallo de la etapa superior Yuanzheng-1S, utilizada desde 2015, se trata de un contratiempo inusual para el programa espacial chino en los últimos años.
China ha invertido fuertemente en su programa espacial y ha conseguido alunizar la sonda Chang'e 4 en la cara oculta de la Luna -primera vez que se logra- y llegar por primera vez a Marte, convirtiéndose en el tercer país -tras Estados Unidos y la extinta Unión Soviética- en 'amartizar'.