La interminable espera de los países pobres para recibir dinero del fondo climático
Las devastaciones relacionadas con inundaciones y huracanes se multiplican debido al calentamiento provocado por las energías fósiles
Los países más pobres del planeta, especialmente vulnerables al cambio climático, advierten que no pueden esperar más para recibir las primeras ayudas del fondo de "pérdidas y daños", creado en la COP28 en noviembre pero aún lejos de ser operativo.
El llamado de estos países resonó al término, este viernes, de la segunda reunión de implementación de este fondo, adoptado en la COP de Dubái tras años de arduas negociaciones.
Las devastaciones relacionadas con inundaciones y huracanes se multiplican debido al calentamiento provocado por las energías fósiles, y "no podemos esperar hasta finales de 2025 para que los primeros fondos sean desbloqueados", declaró Adao Soares Barbosa, representante de Timor Oriental en el consejo de administración del fondo.
"Las pérdidas y los daños no nos esperan", subraya este negociador de larga data de las naciones más pobres del mundo.
Desde la adopción del fondo en la COP28, el Norte y el Sur llevan a cabo complejas y tensas negociaciones para finalizar su estructura. Pero a un ritmo insuficiente frente al de las catástrofes climáticas.
"La urgencia de las necesidades de los países y las comunidades vulnerables no puede ser ignorada mientras se finalizan todos los detalles", recalca Barbosa.
El costo de las catástrofes climáticas se cifra en miles de millones de dólares. Sin embargo, el fondo solo registró promesas de donaciones por un valor de 661 millones de dólares de países ricos (Alemania, Francia, Emiratos Árabes Unidos, Dinamarca, etc.)
Insuficiente para cubrir el costo de una sola catástrofe mayor, lamenta Camilla More, del Instituto Internacional para el Medio Ambiente y el Desarrollo.
Corea del Sur, anfitrión de la reunión, acaba de anunciar una nueva donación de 7 millones de dólares.
A pesar de los progresos en la puesta en marcha del fondo, "es evidente que los países desarrollados, cuyas emisiones históricas (de gases de efecto invernadero) alimentan la crisis climática, aún no están dispuestos a movilizar los cientos de miles de millones de dólares necesarios", deplora Harjeet Singh, activista de la Iniciativa para un Tratado de No Proliferación de Energías Fósiles.
Beneficiarios y distribución del dinero
Una ilustración muy reciente de las necesidades es el huracán Beryl, potenciado por la temperatura récord del océano Atlántico, que azotó las islas pobres del Caribe.
"En cinco de las islas Granadinas el 90 % de las viviendas desaparecieron. También los árboles. Ya no hay más comida, ni agua, ni electricidad", precisó Elizabeth Thompson, representante de Barbados, durante la reunión.
"No podemos seguir conversando mientras la gente vive y muere en una crisis de la que no es responsable", añadió, reclamando un fondo que refleje "la urgencia y la magnitud" de la respuesta requerida.
Las destrucciones "masivas" de las últimas semanas "ejercen una presión inmensa sobre nosotros para que cumplamos con nuestro trabajo", reconoció Richard Sherman, el copresidente sudafricano del consejo de administración.
Sus miembros quieren que los pagos sean aprobados "lo antes posible, pero de manera realista, para mediados de 2025", según un documento interno.
Los países en desarrollo, según algunas estimaciones, necesitarían más de 400,000 millones de dólares al año para reconstruirse después de catástrofes climáticas.
Un estudio cifró la factura mundial entre 290,000 y 580,000 millones de dólares anuales hasta 2030, y aún más en el futuro.
En 2022 las inundaciones sin precedentes en Pakistán causaron más de 30,000 millones de dólares en daños y pérdidas económicas, según una evaluación encargada por la ONU.
Las discusiones técnicas para concretar el funcionamiento del fondo de pérdidas y daños -para determinar quiénes serán los beneficiarios, cómo se distribuirá el dinero y en qué forma (préstamos o donaciones)- continúan.
El martes, más de 350 ONG escribieron a los miembros del fondo exigiendo que una parte sustancial sea distribuida directamente en forma de pequeñas subvenciones a las comunidades locales y a los grupos indígenas, sin pasar por los Estados.
El fondo será alojado provisionalmente por el Banco Mundial, decisión tomada a pesar de la hostilidad de los países del Sur, que obtuvieron al menos que el consejo de administración se sitúe en Filipinas.