El gran cambio
Desafíos actuales para los periodistas en la era de la información instantánea
El periodismo ha sido sometido a grandes cambios desde sus orígenes. La evolución ha sido continua, desde los tiempos en que las noticias viajaban de boca en boca, hasta que comenzaron a imprimirse, luego a escucharse en aparatos de radio o hasta verse en la televisión. Entonces llegó la era digital y de las redes globales de internet, y desde ese momento la información viaja a velocidades increíbles, hasta llegar a nuestros teléfonos móviles, por aplicaciones de mensajería, las redes sociales o portales informáticos.
Todo ese cambio ha provocado enormes desafíos a los periodistas, a quienes se les ha delegado la labor social de informar a la población con altos estándares de veracidad. Ese compromiso está hoy, sin embargo, más amenazado que nunca, pues el acceso abierto a plataformas de difusión ha dado voz a todos, fortaleciendo la libertad de expresión, pero también ha causado un libertinaje informativo que ha cambiado la esencia de lo que los periodistas estamos llamados a hacer como profesionales de la información. Estos tiempos de influencers, políticos sin filtro, anarquistas digitales y ciudadanos irresponsables nos han forzado a cambiar uno de nuestros objetivos más preciados: ser los primeros en conseguir una información veraz.
Hoy los periodistas vivimos un gran cambio. Ser primero con la información se ha convertido en un comodity, pues lo que realmente tiene valor no es salir primero con una noticia, sino hacerlo con los datos correctos. Esa realidad ha revolucionado nuestra profesión y es un punto en que, una vez más, es imperdonable fallar. Los ciudadanos que quieren estar informados con la verdad han entendido que siempre deben girarse hacia una fuente de información confiable para poder confiar en que una noticia es cierta. No es poca la gente que me dice: "hasta que yo no lo veo en..." o "si fulano no lo dice, yo no creo". Ese comportamiento tiene lógica. En la era en que los influencers, los políticos o los ciudadanos irresponsables han decidido ser los primeros en decir algo, aunque sea falso, a los periodistas nos toca dar un paso atrás y procurar ser la fuente verificada. Mejor salir tarde, pero bien, que primero y equivocado.