IA despierta al mundo
La declaración conjunta sobre IA en la ONU: un llamado global a la regulación
En el marco de los eventos que acompañan la reunión periódica de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que se realiza en Nueva York, el tema de la Inteligencia Artificial (IA) ha tenido un rol de primera línea, a tal punto que varios países se juntaron para emitir la Declaración Conjunta de la Coalición para la Libertad en Línea sobre Prácticas Responsables de los Gobiernos para las Tecnologías de IA.
Esta coalición está formada por Argentina, Australia, Austria, Cabo Verde, Canadá, Chile, Costa Rica, República Checa, Dinamarca, Estonia, Finlandia, Francia, Georgia, Alemania, Ghana, Irlanda, Islandia, Italia, Japón, Kenia, República de Corea, Letonia, Lituania, Luxemburgo, Maldivas, México, Moldavia, Mongolia, los Países Bajos, Nueva Zelanda, Noruega, Polonia, Eslovaquia, Eslovenia, España, Suecia, Suiza, Túnez, el Reino Unido y los Estados Unidos. Su interés estriba en poder regular el desarrollo tecnológico y pienso que la República Dominicana debería hacer la tarea y unirse a este grupo de naciones, las cuales enumeré con intención, pues quiero que se note la diversidad que existe en este grupo. He dicho antes, que la IA es un tema que merece ser regulado y que su desarrollo requiere de un pacto global tan serio como el logrado con las armas nucleares. El problema estriba en que este desarrollo, que explotó con ChatGPT de OpenAI este año, es solo la segunda etapa de un futuro mucho más complejo, el cual sí es muy peligroso.
Mientras las primeras dos etapas de desarrollo e implementación de la IA, conocidas como "máquinas reactivas" (servicios como los bots de telefonía) y "memoria limitada" (lo que hace ChatGPT), requieren de asistencia humana para ejecutar tareas, lo cierto es que las mentes más brillantes del planeta aspiran a concretar dos etapas espeluznantes. Ellas son: la "teoría de la mente "y el "autoconocimiento", según Google. En cada una de estas fases lo que se busca es que los programas y las máquinas alcancen capacidades humanas, como los sentimientos o la realización de tareas autónomas, sin nuestra intervención. Eso es un peligro y hay que detenerlo, porque no quiero una máquina que se comporte como un Adolf Hitler, un Trujillo o un Ted Bundy. No, no y no.