La movida guyanesa
Los acuerdos firmados por los gobiernos de Guyana y República Dominicana no son menores, ni deben ser desestimados, mucho menos atacados por la mezquindad política o el oportunismo corrupto.
Los acuerdos firmados por los gobiernos de Guyana y República Dominicana no son menores, ni deben ser desestimados, mucho menos atacados por la mezquindad política o el oportunismo corrupto.
Ya alertamos una vez de los riesgos de ellos, por lo volátil de la política guyanesa y por la tendencia a la izquierda de sus modos de gobierno. Esperamos que el presidente Luis Abinader haya tomado las previsiones de rigor para no encontrarnos con sorpresas o jugarretas a futuro, de modo que lo acordado se pueda concretar y no se conviertan los pactos en costosos elefantes blancos.
Así que, pensando en que se hicieron las tareas básicas, lo que queda es decir que los acuerdos representan una oportunidad única para la República Dominicana de convertirse en inversor de una producción petrolera virgen, con unas perspectivas de explotación de primera, lo que debería redundar en beneficios para la economía nacional, para el empresariado criollo y para los consumidores, que podrían ver los precios de los combustibles reducidos, si el proyecto no se usa para lucrar a pocos.
Están también las oportunidades en agricultura, que permitirán exportar talento y facilitará el tráfico de maíz, soya, pollo y otros productos agrícolas entre los dos países, lo que será un beneficio mutuo.
Entonces viene la asesoría en el turismo, un rubro en el cual el liderazgo dominicano en materia de infraestructura, mercadeo y servicios es referente global, por lo que la incipiente Guyana podrá aprender mucho con los dominicanos como socios en su desarrollo. Así que pinta prometedor lo que plantea el futuro, aunque enfatizamos en el tema de las previsiones de lugar. No hay que empezar a oponerse a este logro sólo por razones de conveniencia política o porque algún sector no vea "lo suyo" ahí. Me parece que lo conveniente para todos es remar en la misma dirección y conseguir que acuerdos como estos se concreten con otras naciones, porque en el mundo actual la cooperación es fundamental.
Sólo queda decir entonces que "la vuelta es por Guyana".