Peligrosa tendencia
El hecho que Estados Unidos viva esa peligrosa tendencia de ataque a la independencia periodística, es para alarmarse
El "publisher" del periódico The New York Times, A.G. Sulzberger, escribió esta semana en el Columbia Journalism Review, un ensayo titulado "El valor esencial del periodismo", en el cual describe cómo se ha puesto en peligro en Estados Unidos el valor de la independencia periodística y el rol de los periodistas en la democracia.
Explica Sulzberger en su escrito, a manera de ejemplo, cómo un artículo del periódico que destapaba las preocupaciones del entorno presidencial sobre la capacidad mental del entonces mandatario Donald Trump, más que poner ese espinoso tema sobre la mesa, se convirtió en un debate sobre el Times y su línea editorial. Sostiene Sulzberger en el ensayo, con mucha razón, que los medios viven una época peligrosa, en la cual la independencia periodística no está garantizada en la democracia.
La descripción del ensayo es cruda, sincera y directa. El hecho que Estados Unidos viva esa peligrosa tendencia de ataque a la independencia periodística, es para alarmarse, aunque sabemos que esa práctica se ha convertido en un modo de accionar que ya no sólo ocurre en Cuba, Nicaragua o Venezuela.
Ahí tenemos el caso de El Faro, en El Salvador, que tuvo que mandar sus operaciones a Costa Rica, porque sus denuncias no son del agrado del presidente Nayib Bukele. Hace unos pocos días cerró sus operaciones El Periódico de Guatemala, pues su dueño, el periodista José Rubén Zamora, fue encarcelado y es juzgado por diversos supuestos delitos tras investigar operaciones dudosas en el gobierno del presidente Alejandro Giammattei. Antes de eso vimos cruzadas para desbancar a Clarín en Argentina y estrategias similares en Ecuador, Perú, Colombia, Costa Rica y otros países de la región, contra aquellos que no se ponen la camiseta del gobierno de turno. La independencia del periodismo, como dice Sulzberger, no se trata de neutralidad, tampoco de activismo. El trabajo de los periodistas, entiendo yo, se debe a la verdad, una dama que se ha convertido en la menos deseada de unos sectores políticos que aman a su terrible rival: la mentira.